"At last."

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(En la imagen, Axel Clarke)

Veo de reojo que Neo presiona un botón ilustrado con el número cinco en tinta negra, después, éste se ilumina poco a poco con luz rojiza.

El ascensor comienza a traquetear, indicando que comienza a descender.
Me cruzo de brazos, como si estuviera protegiéndome de algo, aún con la cabeza gacha y dándole vueltas y más vueltas a lo ocurrido con Mylan.

Ahora mismo seguramente sí que puedo ser algún tipo de incordio para ellos, ya que no sé hacer nada, literalmente.

No sé cómo usar los "krags", no sé cómo iniciarlos...
Pero si alguien me enseñase, igual podría conocer completamente a mi nuevo yo...
Aunque todavía no me hago a la idea de alimentarme de...
¿Cómo se come alguien un alma?
Me recorre de arriba abajo un estremecimiento de horror, a la vez que la bilis me sube a la garganta.

Es repulsivo, lo mire por donde lo mire.

"Diing."

El ascensor se para en seco con una sacudida.

Las puertas de hierro se abren lentamente y acompañadas de un chirrido estridente.
Percibo que Neo hace ademán de salir de la claustrofóbica estancia, inseguro por el tenso ambiente, pero al final se decide y comienza a caminar hacia delante.

Él aún sigue estando bastante serio. 

Y yo que creía que siempre mantendría esa peculiar sonrisa infantil dibujada en los labios...
Pero me equivocaba.

Salgo despacio y mirando mis pies, aún pensando. Cuando mis ojos identifican el lugar...

Me resulta demasiado familiar, por no decir que lo conozco.

Es una planta de parking, con columnas agrietadas, suelo arenoso y grandes ventanales brillantes a los lados del lugar, que por cierto, tiene unas dimensiones enormes.

Aquí me trajo Axel. 

En un extraño sofá...

Y como un fugaz recuerdo, me viene a la mente mi intento de escape.
Noto cómo la sangre me sube por las mejillas y las orejas.

También atraviesa mi mente un pensamiento que consigue alterar mi pulso y elevar mi temperatura corporal cuatro o cinco grados más.

Cuando intenté escapar, Axel evitó un trágico final...

Su firme brazo alrededor de mi espalda, y el otro bajo mis rodillas...

Una sonrisilla tira de mis labios hacia arriba, iluminando la oscuridad de mis preocupaciones.
Respiro hondo y alzó la cabeza, para intentar olvidar un poco todo.

Neo está apoyado sobre un hombro, en el limpio cristal de la ventana.
La luz mañanera ilumina su perfil anguloso, su pelo brillante y brazos también pecosos.

Su mirada se centra en mí y me sonríe levemente, invitándome a ir a su lado.
Trago saliva y me acerco a él.

Le devuelvo la mirada y me quedo quieto frente a él, sin saber muy bien qué hacer. Introduzco mis manos en los bolsillos de mis vaqueros.

- Mylan rara vez se pone así, no sé qué ha podido pasarle.

Niego levemente con la cabeza y le respondo:

- Él lleva razón, soy un chico que nunca ha sabido nada acerca de vosotros, es normal que sea un peso sobre vuestros hombros.

Neo me mira, con el ceño frunzo y los labios tensos, desviando la mirada hacia el exterior del cristal.

"Danger" (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora