"뭐가 잘못 됐니?"

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Bajo la cabeza, mientras trago saliva bruscamente y entrelazo mis dedos resbaladizos y temblorosos con los de la otra mano.

Las mariposas que habían estado tranquilas hasta hace relativamente poco, despliegan sus alas y comienzan a revolotear, causándome mareo y una sensación de ardor casi imposible de aguantar.

Oh, cómo desearía que hubiera hielo o algo frío aquí para acallar mi fuego interior.

Me muerdo el labio, mientras mi pecho sube y baja de forma rápida e irregular.

No sabía que unas palabras tan simples pero a la vez tan importantes podrían causar un efecto tan exagerado en mí.

Creí que iba a tener una respuesta o incluso una forma de reaccionar ante esta situación, pero es que también la vislumbraba lejana, como un punto distante y borroso en el horizonte, tan remoto que me planteé la posibilidad de que nunca acurriese.

La sangre en mis mejillas comienza a abochornarme más todavía, y noto cómo una leve humedad comienza a formarse en mi espalda y en mi pecho.

Ay, no puedo ponerme a sudar de esta forma en un momento como este.

YoonGi está lejos, aún sigue anclado tanto física como mentalmente en el mismo lugar donde exclamó ese "Yo también te quiero... Te necesito en este mundo de mierda."

Alzo la cabeza y le observo, aún con las mejillas coloradas y la respiración desacompasada.

Su mirada está fija en mí, y al igual que yo, su pecho sube y baja velozmente.

Sus pómulos están levemente rosados, sus hombros tensos y un pie lo mueve nerviosamente, sobre el suelo arenoso, dibujando círculos dispares.

¿Alguna vez se habrá comportado de forma parecida? Qué más dá, el hecho de que alguien tan especial como YoonGi se fije en un chico tan crédulo y corriente como yo, es ya de por sí un acontecimiento demasiado íntimo para mí.

Mierda, no puedo seguir aquí quieto como un pasmarote, a lo mejor nunca ha expresado sus sentimientos, y ahora que lo ha hecho, yo reacciono así de bobamente.

Me muero la lengua y cierro los ojos durante un instante, para intentar neutralizar los nervios y el sofoco, mientras organizo las ideas en mi cabeza.

Debo hacer algo racional y normal.

De repente, mis piernas comienzan a moverse, sin haber pedido permiso a mi cerebro, para ponerse a correr desesperadamente.

Ay dios.

Me dejo llevar, y corro.

Corro como si YoonGi fuera a romperse como el cristal y lo perdiese.

Los brazos me ondean a los costados, por la velocidad de mis pasos.

YoonGi sube lentamente la cabeza, como si el simple movimiento le costase.

Sus ojos oscuros se posan en mí, y las pupilas de éstos se dilatan progresivamente, a medida que la distancia entre los dos se acorta. Pasa la lengua sobre sus finos labios, haciendo que adquieran un leve brillo a la luz del sol.

El calor de mi cuerpo aumenta, sin previo aviso, mientras noto cómo el pelo se me desordena a causa de la velocidad con la que me impulsan mis pasos.

YoonGi cada vez está más cerca, y sigue paralizado, con las manos ya separadas y sin saber muy bien qué hacer con ellas.

Una sonrisilla tira de las comisuras de mis labios ante la sorpresa.

El chico de mirada felina, pasos largos y misteriosos, expresiones neutras y corazón de hierro, se ha convertido en un pequeño e indefenso gatito de pelaje menta y ojos negros, que me mira, con tantas emociones encarceladas en su cabeza, que oigo cómo luchan por salir.

"Danger" (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora