Mudándose

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Me mudé con mi papá, así lo había decidido mi madre, y que podía hacer yo si ella no me quería en su casa después de lo que pasó con Jasir.

Seguí las instrucciones de Nasha, lo bloqueé, no volví a buscarlo, y creo que no le han dado condena al fin porque prometí no acercarme y mi madre quitó los cargos en su contra.

Habían pasado tres días y mi nueva casa ya me aburría. Mi padre no estaba nunca y yo estaba todo el tiempo sola.

Ese día, mi hermano Taylor había venido a verme:

- ¿Qué pasó hermana? ¿Por qué estás aquí?

- ¿Mamá no te lo dijo?

- No... No la he visto en días, está enojada porque vengo más aquí que a su casa.

- Sabes cómo es...

- ¿Y bien?

- Lo que ocurrió fue que mi novio es negro, y a ellos no les gustó nada.

- ¿Enserio, Val?

- Sí, sé lo que vas a decirme, que como pude enamorarme de alguien negro porque no son buenas personas y eso... Ya sé lo que piensan.

- No hermana... Sabes lo que creo de las relaciones interraciales, pero... Siempre has sido inteligente, no creo que te enamores de una mala persona, confio en tu juicio, y en lo que ames más allá de nuestros prejuicios.

- Bueno, por lo menos tu admites que tienes esos prejuicios, mamá y papá no lo ven de ese modo, para ellos tener un color de piel distinto al de ellos automáticamente te convierte en un criminal, y ¡Oh! ¡No puedo tener hijos con una persona de otra raza pues sería una abominación para nuestra familia!- digo imitando a mi madre.

- No pueden decirte que hacer.

- Ya lo hicieron Taylor, le pusieron una orden de restricción y cómo seguimos viéndonos casi va a la cárcel... Ahora la familia de Jasir tampoco nos quiere juntos, ya no puedo hablar con él, no puede tener más problemas, si va preso o ingresa en el sistema jamás podrá tener la vida que merece, ni un trabajo que le guste, ni nada de lo que él quiere se haría realidad, y yo... Lo quiero demasiado, y no puedo dejar que no sea feliz.

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