-¿Qué carajos? Invaden mi cocina y además mi novia los atiende. Esto es indignante.- Dijo Dinah mientras se acercaba a Mani quien preparaba huecos y un poco de tocino para los simios que nos invadieron el día anterior.
-Relájate rubia. Es sólo por un par de noches, hemos encontrado un apartamento y nos instalaremos en él dentro de algunos días.
-Entonces, ¿Están aquí para quedarse?.- Pregunté jugando con una manzana entre mis manos.
-Vamos a probar suerte por aquí.- Santi se encogió de hombros.
-¿Temes que estorbemos en tu vida Camz? Ya sabes, interrupciones con tu novio y demás.- Todos guardaron silencio ante las palabras de Lauren quien me mirada desde su lugar en la esquina de la mesa.
-Puede.- Me encogí de hombros antes de morder mi manzana y desviar la mirada- Por cierto, esta noche cenaré en casa de Lee. Tal vez no regrese.
-¿De qué hablas? Esas no son las reglas señorita.- Dinah me señaló con un dedo acusador y yo rodé los ojos- No hagas eso.
-Está bien volveré a casa. Tendrás que recogerme.
-Que lo haga Santi, hace mucho ha descuidado su rol de hermano mayor.- El castaño frunció el ceño dispuesto a protestar.
-¿Y sólo por eso debo hacerlo yo?
-Sigo aquí y no soy un paquete de correspondencia.- Comenté con incredulidad.
-Yo puedo recogerte.
Santiago estuvo de acuerdo con el ofrecimiento de Lauren pero yo me limité a no emitir ningún tipo de comentario simplemente me puse de pie excusándome con que llegaría tarde a la florería de la señora Hernández. Acomodé mi cabello una vez más frente al espejo de mi tocador antes dejar mi habitación y bajar al bar.
-Ya me voy.- Dinah asintió y depositó un beso en mi frente en forma de despedí antes de continuar con su mirada fija en todos los papeles sobre su escritorio- ¿Todo bien?
-Sí, solo estoy sacando cuentas.
-¿Hay problemas otra vez?.- No hace mucho tiempo atrás habíamos sufrido una especie de crisis económica y a mi padre me había costado trabajo sacar el negocio adelante. No soportaría otra perdida.
-Nada de eso.- Me sonrió acomodando su rubia melena- Véte ya o llegarás tarde al trabajo.
-Claro. Nos vemos más tarde.
Luego de verla asentir dejé el despacho dirigiéndome a la salida. En cuanto cruce la puerta principal el sol de Los Ángeles dio directo en mi piel dándome así lo buenos días. Me puse mis gafas de sol y comencé a caminar por las calles amando el clima que me rodeaba. Todo los días agradecía un poco más haber crecido en aquella parte del país pues me encantaba todo lo que está ciudad era capaz de irradiar desde el amanecer hasta la llegada de la brillantez estrellas. La campanilla de la tienda emitió su característico sonido anunciando mi llegada y de inmediato recibí sonrisas por parte de Ally y su abuela.
-¡Camila! Que gusto que ya estés aquí.- Exclamó la señora Hernández desde su lugar tras el mostrador.
-Buenos días.
-Ve pasando cariño. Tenemos mucho trabajo para hoy, al parecer habrán muchas propuestas románticas esta noche.
-Se refiere a que tenemos un montón de entregas.- Dijo Ally mientras acomodaba un arreglo floral de tulipanes naranjos- Éste es de un holandés ¿No lo parece?