-¿Estás segura de esto? Puedes esperar aquí si quieres.- Camila negó dando un apretón en mi mano. Estábamos de pie frente a la puerta de la casa de mi madre.
-Solo hagamos esto. No te dejare sola.
-Bien. Porque la verdad es que te necesito conmigo.- Dejé un rápido beso en el dorso de su mano antes de soltar el aire contenido y llamar a la puerta.
Para mí sorpresa y la de Camila, ésta se abrió abruptamente dejándonos ver a una Alex completamente asustada a punto de entrar en pánico. La preocupación me recorrió de inmediato y dejé ir la mano de Camila para tomar el rostro empapado en lágrimas de mi hermana entre mis manos.
-¿Qué ocurre Alex?
-Es mamá. Esta tirada en su habitación, ¡Creo que está muerta!.- Estas últimas palabras salieron en un grito de su garganta.
-Quédense aquí. No te apartes de ella.- Me dirigí a la morena quien asintió con rapidez acercándose para abrazar a mi hermana.
Me adentré en la casa y un olor a alcohol invadió mis fosas nasales ya que la sala era un festín de botellas vacías de diferentes licores. La mesa de café tenía rastro de lo que me temía y ver eso fue suficiente para que corriese hasta la habitación de mi madre para encontrarla tendida en el piso de ésta. Me acerqué a ella con rapidez arrodillándome a lado volteándola para ponerla de espaldas.
-¿Mamá?.- Llamé golpeando su rostro con suavidad pero no obtuve repuesta. En la mesita de noche habían líneas de la misma sustancia ilícita y caí en cuenta de lo que había ocurrido- ¡Joder!
Mi grito fue a todo pulmón, mi voz quebrándose al final mientras rebuscaba en los bolsillos de mi sudadera mi teléfono para marcar al 911 tratando de conseguir una ambulancia lo más rápido posible. No sé cuanto tiempo pasó hasta que dos paramédicos irrumpieron en la habituación para sacar a la mujer intoxicada, ponerla en la ambulancia y llevarla directo a un hospital. Envíe a Camila de regreso al departamento junto a Alex quien al principio se negaba a dejarme ir a solas con mamá pero luego terminó cediendo.
Entonces ahí estaba yo. Sentada en una incómoda silla tirando de mi cabello de vez en cuando con desesperación sin poder hacer absolutamente nada. Yo no era de aquellos que rezan y piden a menudo favores a dios pero en este momento difícil estoy intentando comunicarme con él.
-Señor, sé que no ha sido la mejor de las madres pero......no te la lleves.
-Señorita ¿Jauregui?.- Me puse de pie al escuchar mi nombre y me acerqué a la mujer de unos cuarenta y tantos quien vestía como una ilustre profesional de la salud.
-Soy yo, Cómo está mi madre?.- Clavé mis uñas en las palmas de mis manos antes el nerviosismo. Podría jurar que quedarían heridas.
-Soy la doctora Peterson. Su madre tuvo una sobredosis, creemos que ingirió cantidades exuberantes de cocaína y también tomó algo de heroína.- Hubo una mueca en su rostro al decir todo aquello- Afortunadamente logramos estabilizarla a tiempo, el proceso de desintoxicación tardará varias hora así que se encontrará dormida por mucho tiempo más.
-Bien.- Pase ambas manos por mi rostro.
-Puede pasar a verla si gusta.
-No, gracias. Creo que prefiero hacerlo cuando esté en todos sus sentidos.- La doctora asintió y sin decir nada más se dio la media vuelta para regresar por donde había venido.
Esto es exactamente lo que buscaba evitar alejándome de aquí hace dos años, pero al parecer mientras más buscas evitar algunas cosas se vuelve peor su inevitable venida. No sé cuanto tiempo pasó desde que recibí información acerca de ella por última vez pero estaba exhausta. Una enfermera de acercó a mí para decirme que mi madre ya estaba despierta y me guío hasta la habitación en la que se encontraba. Su rostro lucía demacrado y apenas mantenía abierto los ojos.
-Pudiste dejarme morir y aún así me tragaste aquí.- Dijo apenas audible.
-No soy esa clase de persona. Sigues siendo mi madre después de todo.- Mi tono de voz era duro no podía disfrazar la rabia que me recorría- Alex de quedará conmigo ¿Me oyes?
-Soy su madre ¿Sabes?.- Solté una risa cargada de ironía mientras negaba.
-No puedes encargarte de ella mamá.- Ella desvío la mirada de mis ojos acusadores- No puedes encárgate de ti misma. Estás perdida en las putas adicciones, no tienes remedio.
-Es mi hija, tiene que estar conmigo. La amo, estoy sola no perderé a alguien más.- Se desespero.
-Lo siento pero ella permanecerá conmigo.- Me estaba comportando como la mierda pero no podía hacerlo de otra forma. Así es como me sentía- Volveré cuando te dejen salir de aquí para llevarte al lugar al que llamas hogar. Tendrás que encárgate de las facturas porque no te daré un solo peso.
-¡Lauren!.- Exclamó con todas sus fuerzas llamándome mientras yo dejaba el cuarto pero no me daría la vuelta.
No quería verle la cara otra vez.
...
Alex observaba fijamente la televisión junto a mí sin emitir una sola palabra en ningún momento. La puerta de entrada se abrió y Lauren apareció con una expresión de completo cansancio en el rostro cerrando la puerta tras de ella casi sin fuerzas. La pelirroja junto a mí se puso de pie en cuanto vio a su hermana poner un pie en el departamento y se le acercó con velocidad.
-¿Cómo está mamá? ¿Ella esta bien?
-Sí.....- Susurró la ojiverde pasando una mano por el cabello de la adolescente- Estará bien pasará la noche en el hospital y probablemente en día de mañana.
-¿Volveré a casa?
-No. Te quedarás aquí si no hay problema.- Su mirada se posó en mi esta vez y yo negué de inmediato.
-Por supuesto que no. Puedes usar mi habitación Alex, yo utilizaré la de mis padres ¿De acuerdo?.- La pelirroja asintió.
Ella parecía estar bastante tranquila pero en el fondo yo sabía que se estaba mostrando así a causa de la presencia de Alex pues entendía muy bien lo molesta que podría estar en aquel momento. Sólo había regresado hace poco tiempo atrás y ya la estaban invadiendo todos los problemas de los cuales intentó mantenerse lo más apartada posible, y esta vez parecían venir como toda una avalancha hacia ella.
-¿Quieres hablar?.- Mi voz salió casi en un susurro mientras ella se acercaba a mí sentándose a mi lado en el sofá.
-No.- Sus ojos estaban clavados en un punto fijo frente a nosotras- Solo quiero permanecer aquí junto a ti.
-Bien.
Mi cuerpo se acomodó al instante junto al de ella permitiéndole rodearme con los brazos y apretarme contra ella aún más mientras yo enroscaba mis manos en su cintura y resguardaba mi rostro en su pecho. Su olor es una de las cosas que logra serenarme manteniéndome en completa calma con la mente en blanco como si fuese capaz de alejar todos los problemas y pensamientos de mi cabeza. Quizás esta cercanía que ahora existía entre nosotras le ayudaba a sentirse tal cual como yo lo hago cada que inhalo cerca de ella dejando que su aroma impregne mis fosas nasales, entregándome a sus efectos.
En ese momento ninguna de las dos pudo imaginarse las cosas que el día siguiente tenía preparadas para nosotras.
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Here is, a new cap ;)
P.D: Como siempre disculpen los errores gramaticales y ortográficos.