Capítulo 24

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Apenas cruzó la puerta del autobús escuchó los balbuceos de Lennon y sonrió con amplitud doblando la esquina para encontrarlo agitando sus piernas con efusividad entre los brazos de mi esposa. La morena me sonríe y acomoda al inquieto bebé sobre su cadera para recibirme y tomar mis labios en un profundo beso que disfrute al máximo antes de sentir torpes golpes en mi mejilla. Mi hijo me observa con el ceño fruncido soltando un divertido gruñido.

-No hagas eso jovencito. Ha sido mía desde mucho antes de tu llegada.- Lo señalé pero él sólo soltó un pequeño gorgojo antes de intentar tomar mi dedo seguramente para llevarlo a su boca.

-¿Tienes las manos limpias?.- Camila detuvo al niño antes de que pudiese babosear mi dedo y yo rodé los ojos. Desde que Lennon estaba con nosotras se había convertido en una obsesiva por la limpieza y eso había aumentado cuando nos mudamos al bus para comenzar la gira.

-Lo están nena. Ahora, ¿Podrías permitirme cargarlo cuando no es una bomba de caca apunto de estallar?

-¿Qué crees? Es hora de que te encargues de su pañal.- Dijo dándome al niño como si fuese un balón de fútbol.

-Sabes que lo amo más que a nada pero odio cambiar pañales.- Bufé siguiéndola de camino hasta la habitación del fondo. Mis ojos viajaron hasta el rostro de mi hijo, y éste tenía una expresión divertida como si estuviese haciendo una travesura.

Lo recosté sobre la cama y comencé a desvestirlo mientras él hacía ruiditos con su boca dejando caer su saliva y observando sus manos doblando y estirando sus dedos como si fuesen lo más fascinante del mundo. La castaña se encargó de acercarme la pañalera con todo lo necesario para cambiar un pañal sucio y yo dejé salir mis inexpertos dotes para comenzar a trabajar en el desastre.

-Apenas si tiene el tamaño de mi antebrazo, ¿Cómo es posible que todo esto salga de él?.- Pregunté con una mueca de asco mientras limpiaba el trasero del bebé con toallitas húmedas aromatizadas y que protegían de la irritación de la piel. Todo eso y más era muy importante para Camila a la hora de hacer las compras.

-Básicamente come cada tres horas así que creo que tiene un muy buen metabolismo.- Rió mi esposa sentada a los pies de la cama- Dinah me envió una foto de Jane, está creciendo muy rápido. No quiero que Lennon lo haga.

-Es la ley de la vida cariño. Pero tranquila falta demasiado para que se aleje de nuestro lado, ¿Verdad campeón?.- El niño se me quedó viendo por algunos segundos mientras yo acomodaba su ropa- Además, voy a darte muchos más.

-¿Cuántos más?.- Preguntó rebosante de alegría casi dando un brinco en su lugar.

-Los que tu quieras bebé.- Le di un guiño antes de cargar otra vez a Lennon- Alguien está listo para su siesta.- El bebé soltó un gran bostezo.

-Dámelo, tiene que comer.- Se acercó y se acomodó sobre la cama antes de recibir a Lennon y así poder amamantarlo.

Solo permanecí en silencio mientras presenciaba aquel acto que le parecía bellísimo y muy natural. Ya se me había hecho costumbre. Observar cómo mi esposa acariciaba a cada momento al niño entre sus brazos acunándolo y llenándolo de amor mientras él se alimentaba con efusividad seguramente disfrutando de toda la atención que su madre le brindaba. La vida de ambas había cambiado drásticamente luego de la llegada de Lennon, pues ahora nuestro mundo gira en torno a él, todo lo que hacemos es por y para nuestro hijo.

-Lauren, ¿No dejé por aquí mis......?.- La voz de Beck rompió nuestra atmósfera familiar y de inmediato se oyó un gruñido por mi parte.

-¡Carajo, Beck! ¡¿Qué no sabes tocar?!.- Tomé una de las mantas de bebé que había sobre la cama para cubrir a Camila quien estaba divertida con la situación.

Vapor (Camren G!P) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora