-Lauren, mi amor, estás exagerando.- Intenté convencer a la ojiverde por décima vez mientras caminaba tras ella.
-¿Exagerando?.- Su tono irónico casi me hace reír- ¡Estás en todas las revistas del país luciendo jodidamente sexy! ¡Eso no es exagerar cuando se trata de otros observando a mi esposa!
-Es mi trabajo cariño. Creí que ya habíamos hablado acerca de esto.- Ella lanzó con molestia la revista que traía entre manos sobre la isla de la cocina y se recargó contra está dejando caer su cabeza entre sus brazos.
-Por favor no estés enojada conmigo ¿Sí?.- Me acerqué lentamente recargándome contra su cuerpo apoyando mi barbilla en su hombro- Por favor.- Supliqué otra vez para conseguir que me mirase y así lo hizo.
En un movimiento rápido sus manos se aferraron a mi cintura alzándome y dejándome sentada sobre la superficie de mármol la cual se sintió fría bajo mis muslos descubiertos erizando mi piel. Su rostro se escondió en mi cuello en donde respiro con pesadez antes de morder la zona sacándome un gemido entrecortado. Ella estaba en su modo posesivo y eso me encanta.
-Nadie va a tocar lo que es mío ¿Verdad?.- Asentí disfrutando de sus labios en mi cuello.
-Solo tú, lo juro.- Conseguí susurrar después de algunos segundos y ella se apartó de mi cuello para verme a los ojos.
-¿Por qué eres tan caliente y dulce a la vez?.- Ladeó su cabeza ligeramente a un lado mientras fruncía un poco el ceño- Odio y amo eso de ti. Lo odio porque atraes a otros que no dudan un segundo en ponerte atención, y lo amo porque sé que es eres solo para mí.
-No tienes que estar celosa bebé.- Pase mis manos por su cuello atrayéndola hacia mí consiguiendo que se ubicara entre mis piernas- Te amo.
-También yo nena. Como no tienes idea.- Susurró acariciando mi mejilla antes de besar mis labios con lentitud disfrutando del contacto.
Pero esa lentitud no duró demasiado porque el encuentro de nuestras bocas más tarde involucró a nuestras lenguas quienes emprendieron juntas una maravillosa danza. Un par de besos en mis clavículas más tarde mi vestido veraniego estaba recogido en mi cintura, mis bragas en mis tobillos estirándose a causa de mis piernas separadas y mis manos tiraban de su pantalón deportivo hacia abajo. Alex estaba con Normani y Dinah pasando la tarde en el zoo junto a Jane quien se había encariñado con la pelirroja y quería llevarla con ella a todas partes como si se tratase de su oso de felpa. Así que estaba bien estar teniendo sexo alrededor de las cuatro de la tarde en medio de la cocina del nuevo apartamento que habíamos adquirido hace poco.
Habíamos cumplido un año de casadas hace una semana y habíamos tenido el mejor primer aniversario de toda la vida. Lauren se había comportado muy dulce durante todo el día y preparó una gran y romántica sorpresa para mí esa misma noche la cual terminó exactamente como ahora.
-Dios nena, te sientes bien.- Susurró contra mi cuello mientras embestía con fuerza afirmando mi cuerpo con sus fuertes brazos impidiendo que me deslizara lejos de ella sobre la superficie.
-Necesitaremos asear el lugar después de esto. Alex pasa mucho tiempo aquí.- Reí entre gemidos mientras disfrutaba de cada uno de sus movimientos yendo al encuentro de éstos.
-Al diablo con la higiene ahora mismo bebé. Estoy ocupada en otra cosa.
Mis manos se enredaron en su cabello mientras ella aumentaba el ritmo tratando de conseguir a toda costa la liberación de ambas y lo hizo después de un par de empujes más soltando un gutural gruñido desde el fondo de su garganta haciéndome gritar su nombre antes de que mis dientes se clavasen en su hombro. Nuestras respiraciones eran irregulares así que nos quedamos quietas durante algunos minutos para intentar normalizarlas. Acomodando su ropa y la mía, nos guió hasta el cuarto de baño en nuestra habitación en donde tomamos una ducha.