-Amo los aros de cebolla.- Dijo Beck o al menos eso fue lo que yo logré entender pues tenía la boca repleta de comida.
-Ustedes son un asco chicos.- Normani rió recargándose contra el cuerpo de Dinah.
-Somos un encanto, debes admitirlo.
-Quieto amigo.- Dinah lo miró amenazante mientras dejaba un beso en la mejilla de la morena- Ella es mi prometida ahora.
-¡¿Qué?!.- Exclamó Camila desde su lugar escandalizada- ¿Y no pensaban decírmelo?
-¿Sorpresa?.- Preguntó la rubia encogiéndose de hombros.
Todos estallamos en saludos de felicitación a la pareja antes de continuar con nuestra cena un tanto desastrosa, jamás había visto tanta comida rápida desparramada sobre una mesa. Di otro trago a mi botella de cerveza mientras observaba de vez en cuando a Camila quien no se daba por aludida mientras mantenía una conversación con Mani diciéndole lo emocionada que estaba por ser dama de honor. Cada que mirada su boca recorriendo con atención el contorno de sus labios morían por besarlos con desesperación. Estar cerca de ella pero no de la manera en que me gustaría estaba matándome por dentro y no sabía cómo lidiar con aquella abrumadora sensación.
Estaba concentrada viendo al techo bajo la penumbra y el silencio que invadía el departamento por completo. No había podido conciliar el sueño desde la cena y escuchar las voces y susurros de Dinah y Normani desde la habitación más cercana había logrado traumatizarme un poco imposibilitándome por completo el poder dormir. Escuché el chillido de un par de bisagras y unos pasos silenciosos abrirse paso por la sala hasta la salida, permanecí quieta en mi lugar sobre el sofá hasta que la puerta se cerró dejando todo en silencio otra vez. Me puse de pie y eché un vistazo por el pasillo para notar la puerta de la habitación de Camila entreabierta. Había sido ella.
Tomé una sudadera y me calcé mis zapatillas deportivas antes de pasar junto a un Roger completamente desparramado en el suelo de la sala y salir también. Subí las escaleras de emergencia y di con la diminuta azotea del edificio exponiéndome al gélido viento que corría durante la madrugada. La morena estaba de espaldas a mí contemplado la parte de la ciudad que se lograba apreciar desde allí.
-¿Qué haces aquí?.- Me di cuenta de que la sorprendí en cuanto se giró para verme con los ojos bien abiertos.
-¡No vuelvas a hacer eso! ¡¿Quieres matarme?!.- Exclamó en un susurro totalmente escandalizada haciéndome reír.
-Lo siento.- Me disculpe alzando las manos con inocencia- No podía dormir y te escuché venir aquí, así que decidí seguirte.
-Tampoco podía dormir.- El viento agitó su cabello alborotándolo levemente haciéndola lucir dulce.
-¿Vienes aquí seguido?.- Me acerqué a la orilla y eché un vistazo hacia abajo. La distancia no era demasiada pues era un edificio pequeño.
-Solo cuando no puedo dormir o necesito......pensar.- Su voz fue un murmullo apenas audible- ¿Por qué no conseguías dormir?
-Estaba pensando en ti.- Dije sin rodeos. Su boca se abrió y se cerró un par de veces pero no dijo nada, sólo bajo la mirada evitando cualquier contacto con la mía- No estoy diciendo mentiras.
-Lauren..- Medio se quejó suplicando que me detuviese pero yo me acerqué y acaricié su mejilla guiando un mechón de cabello tras su oreja.
-Desde que puse un pie en esta ciudad sólo puedo pensar en ti.
Su ojos se congelaron sobre mis labios y a decir verdad yo me moría por besar los suyos pero sabía muy bien que si lo hacía no habría vuelta atrás. Pero, ¿Qué importaba? Tal vez ya era tarde para tomar valentía o tal vez no. El punto es que quería hacerlo y podía sentir que ella también lo quería así. No lo dude un solo segundo más y tomé sus labios entre los míos con un poco de fuerza disfrutando del contacto que habías perdido hace dos años. Su respuesta tardó un poco en llegar pero lo hizo y sus brazos se enroscaron alrededor de mi cuello con fuerza tirándome ligeramente hacia abajo intentado profundizar más el beso. Beso que había estado necesitando desde hace mucho tiempo.
...
No tenía idea de qué era exactamente lo que había sucedido, y puede que eso se resultado de mi parte soñolienta que aún seguía algo latente. Pero eso no me importaba demasiado en ese preciso momento pues estaba disfrutando de aquellos brazos rodeándome y de la comodidad y el calor que su pecho me brindaba en la espalda provocando que una serie de corrientes eléctricas recorriese mi cuerpo. Su respiración acompasada cerca de mi oído, sus brazos envolviendo mi cintura, mis manos tomando las suyas que descasaban sobre abdomen, absolutamente todo me transmitía tranquilidad.
-¿Sólo permaneceremos en silencio?.- Mi voz fue un susurro.
-No quiero decir nada. Temo que en cuestión de minutos te arrepientas de estar aquí así conmigo.
-Creo que tardará en llegar el remordimiento.- A mis pensamientos vino el rostro de Lee mientras me repetía mentalmente que él no merecía eso.
-Necesitaba hacerlo.- Dijo haciendo referencia a nuestro beso de hace unos minutos atrás- Camila, ¿Aún sientes.....algo por mí?
No. No quiero tener esta conversación, no puedo, no ahora. Como si de estar envuelta en llamas se tratase me puse de pie al instante algo escandalizada mientras daba vueltas queriendo soltar gritos y maldiciones. Esa pregunta había arruinado por completo la atmósfera de la que me negaba a escapar.
-No. No hagas esto, ¿Por qué ahora? ¿Por qué no hace dos años Lauren? Llegas aquí intentando acercarte a mí ignorando mi relación con Lee y pretendiendo resolver las cosas. Así no funciona.
-¡Sólo quiero remediar lo que hice! ¡Negarte a enfrentar el problema no hará que mis sentimientos desaparezcan Camila!.- Exclamó con el mismo enfado que yo- Sé que fui una cobarde y lo siento.
-¿No es eso lo que hiciste tú? ¿Negarte al problema huyendo?
-¿No vas a responder a mi pregunta?
-Solo quiero tranquilidad. Tu eres la mejor amiga de mi hermano, y yo soy la molesta hermana pequeña que está prohibida para ti.- Susurré con un hilo de voz dándome la vuelta para volver al interior.
Sentí una lágrima derramarse y deslizarse por mi mejilla pero la aparte de inmediato negando llorar por la situación. ¿Por qué no podía quedarse lejos y ya? Estaba convirtiendo mi mundo en un caos total con su presencia, haciendo de mis sentimientos un torbellino y no sabía cuanto podría soportarlo.
-¿Por qué estás tan inusualmente callada Mila?.- Kate me miró mientras continuaba cortando vegetales con agilidad.
-Concuerdo con eso, además nunca vienes a la cocina.
-Me fastidia ver a dos inexpertas preparando comida cubana.- Bromeé y ella me fulminó con la mirada haciéndome reír.
-Es en serio Camila, ¿Qué sucede?
-Estoy algo cansada, eso es todo.
-Allyson dijo que no habían tenido mucho trabajo en la florería hoy.- No podría huir por mucho de sus preguntas pero seguiría intentando evadirlas.
-No me hables de esa traidora.- Gruñí cruzándome de brazos- Cuando comenté lo de presentarle a Santi no creí que fuese a abandonarme tan rápido.- Las chicas rieron de mi actitud.
-Tu hermano es encantador. Esa es la magia de los Cabello.- Dijo Mani.
-Y de sus amigos. Esa tal Lauren no se queda nada atrás.- Desvíe la mirada ante las palabras de Kate y baje de la encimara de un salto- ¿A dónde vas?
-Estoy cansada. Iré a recostarme, no creo que a Ally le importe demasiado.
-De acuerdo. Descansa chica.
Abandoné la cocina y caminé entre la gente hasta las escaleras. Miré por última vez a mi amiga pero ella estaba muy ocupada riendo de todo lo que Santi decía o incluso hacía. Fruncí el ceño al notar a Lauren hablando con una chica cerca de la barra. Se supone que no debo sentir celos pero lo hago, pues la cercanía entre ambas es mucha y hasta aquí puedo sentir su tensión sexual. Ahogué una exclamación frustrada al verlas ir hacia la salida y continué mi camino a regañadientes.
Estúpida chica. Estúpida Jauregui. Estúpida yo.
***
¿Qué tal? ¿Todo bien?
P.D: Como siempre disculpen los errores gramaticales y ortográficos.