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Un silencio incomodo nos envolvía en el auto.
Su madre nos dio de comer. Mantuve una larga charla con ella durante el almuerzo que se extendió hasta el momento de nuestra partida, Sean por otro lado se mantenía en silencio desde lo ocurrido en su habitación.
Y yo solo puedo decir ¿Qué ocurrió allí? No lo recuerdo...
Esperábamos a mis hermanos mirando a todas direcciones, pero nunca cruzando miradas.
– ¿Dónde carajos estabas, Lya? – Thomas abre la puerta del Jeep abruptamente.
– Lo mismo digo, Sean. – Aly murmuro malhumorada subiendo a el asiento de copiloto.
Pierson se aclara la garganta y toma el volante con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos.
– Tu idiota hermana tuvo un accidente, la lleve a tu casa, pero es tan tonta que no tenia llaves y volvimos a por ustedes.
– Ah, si eso. – balbuceo mirando mis manos entrelazadas.
No te sientas culpable, Lya. Tu no hiciste nada malo.
–¿Hicieron algo malo? – Thomas susurra en mi oído y salto en mi asiento. – creo que si...
– ¿Estas bien, Lya? – Aly nos mira a ambos. – ¿Qué paso?
– Me caí y me golpeé la cabeza.
– Lya tiene una relación con el piso. – Thomas revuelve mi cabello. – siempre quiere estar besándolo.
Sean suelta una pequeña risa, algo tierna a mi parecer... Alto ahí loca ¿Qué piensas?
– Nate estuvo buscándote todo el día. – Aly murmura revisando su celular.
Cierto, Nate.
– Lo llamare.
– ¿Estas muy callada? ¿Pierson te comió la lengua?
Thomas me mira inocente, pero se que lo dijo en doble sentido.
– Estoy de malhumor.
– Mi novio es excelente compañía ¿Cierto, bebe? – Aly muerde su labio mientras pasa su mano por el cabello de Sean.
ASCO
– Tu novio es un asco.
– Gracias, cuanto aprecio.
Pierson me mira unos segundos antes de volver su vista al camino.
–Lya, tienes que llevarte bien con Sean. – Aly me riñe. – Serás dama de honor en nuestra boda.
Thomas no es serio, estallo en una estruendosa carcajada.
– Asustas a Shawn. – chillo riendo. – tu como que te fumaste una buena.
No puedo evitar soltar una pequeña carcajada que es callada de inmediato cuando Aly me mira amenazante.
– ¡Para aquí mi madre quiere que compre unas cosas! – Aly chilla y Pierson estaciona el auto frente a un pequeño supermercado.
– ¡Quiero ir! – Thomas baja tras de Aly.
Solos, de nuevo.
– ¿Entonces soy un asco?
– Lo eres.
– Aun cuando te hago serenata y te digo secretos oscuros.
– Cantas horrible.
– Tu eres horribles.
¡Sean está aquí de nuevo!
Sustos que dan gusto.
Pierson toma su celular y lo miro entretenida, pero mi respiración se corta al ver su fondo de pantalla.
Es una maldita foto mía con pintura verde en la nariz ¡El tomo esa foto!
