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Thomas se queja tras de mi mientras carga lienzos y algunas bolsas para mí.

– Ya casi llegamos, Thomas. – rio mientras subo las escaleras de dos en dos hasta mi habitación.

Me quedo estática en el pasillo al ver a Sean salir de la habitación de Aly sin camisa y con la bragueta abajo.

2 y 2 son 4, 4 y 2 son 6, 6 y 2 son 8 y ellos están teniendo sexo.

– Hola, bebe. – mira al suelo despeinando su cabello.

Al escucharlo un extraño sentimiento creció en mi pecho ¿Molestia? ¿Por qué me sentía furiosa?

– Hola. – murmuro pasando del el con voz seca.

– ¿Dónde estabas? – el me sigue hasta mi habitación y mi vista por desgracia se dirige a su pecho marcada.

– ¿Tengo que darte explicaciones? – lo miro con una ceja alzada.

– Solo quería conversar.

– ¿Desde cuando somos amigos, Sean? – hablo con ironía.

– No, no lo somos.

– Vete. – señala la puerta. – vete, Pierson.

Estaba furiosa, quería golpearlo contra la pared y luego con una silla.

– Pero, bebe. – el balbucea.

– Dios, no me digas bebe.

–¡Chicos! – Thomas nos hizo salir de nuestro trance.

Sean me miro unos segundos antes de salir disparado fuera de mi habitación.

–Una conversación casual con tu cuñado ¿Ah?

–Estoy molesta. – me lanzo a la cama cubriéndome con mi edredón.

–Mis intentos de gemelos le llaman a eso "celos"

–¿De Sean? Eso es imposible.

–Muy posible. – Thomas dejas las cosas en una esquina de la habitación. – Ustedes tienen esa rara relación desde niños.

– ¿Odio?

–Amor/Odio. – Thomas se tira junto a mi en la cama. – Lo odias, pero no puedes vivir sin él.  Lloraste como magdalena el día que cayó del árbol y lo creíste muerto.

–Solo fingía.

–Él siempre quiso llamar tu atención. – Thomas rie. – traía regalos y dulces que terminaban en su cabeza.

–Por idiota.

–Sean descubrió que solo podía tener tu atención haciéndote enojar.

–¿Eres algún tipo de psicóloga?

–El me lo dijo, idiota.

–Suerte. – murmuro mirando a otro lado. – yo no le quiero de esa manera.

–Uh. – Thomas me empuje levente. – creo que estaba follando con Aly.

–¡Cállate!

–¡Estas celosa!

Chillo molesta y me doy vuelta para comenzar a golpear a Thomas con mi almohada mientras el solo ríe.

– No digas babosadas. – medio grito. – todo a empeorado desde que el me intento besar.

– ¿El que?

– En su habitación.

– Definitivamente tienen que resolver eso.

–No hay nada que resolver, no le quiero es solo una mala pasada de mis pensamientos. – miro el techo de mi habitación. – Eso seria una locura y Aly es mi hermana.

– ¿Qué harás?

– Alejarme de él.

–Estan pasando más tiempo junto de lo normal.

Tomo la cadena que cuelga de mi cuello entre mis dedos, esa que me dio aquel chico desconocido y una loca idea pasa por mi mente.

–Yo odio a Sean Pierson. – miro a Thomas con resignación. – y nada me hará cambiar mi parecer.

Al decir esas palabras y mira la expresión de su cara, me arrepentí al instante.

– Te traje galletas. – el balbucea dejando un plato sobre el escritorio. – pensé que te bajarían esos humos.

–Lya solo jugaba, Sean.

–Yo lo entiendo. Lya me odia.

No me hagas sentir así, Simio

Te odio, Mendes (Shawn Mendes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora