Me despierta la luz entrando descarada por la ventana, eso provoca que quiera dar vuelta sobre la cama pero me encuentro con la grata cercanía de NamJoon e intento ahora moverme, buscando la posición correcta sólo que... Tengo el brazo izquierdo atrapado entre él y mi pecho mientras que el derecho, cómodamente agarrado poco debajo de sus costillas. Remuevo ahora mis piernas, enredadas con las suyas y por si fuera poco, su largo brazo tirado por encima mío... Diablos, definitivamente no hay forma de acomodarme sin despertarlo. Decido por ello quedarme como estoy — aunque pierda mi brazo izquierdo en el intento — y recargo nuevamente mi mejilla en él, sintiendo lo tranquilo de su respiración, el tierno ronquido sobre mi cabeza y me hace pensar en que nunca había dormido con un hombre, no así. Había dormido con Dante muchas veces, era cierto, pero siempre ocupábamos nuestros respectivos lugares y muy esporádicamente nos abrazábamos o algo parecido; en cuanto a otros hombres... Tal vez, sí algún tipo de contacto pero nunca me quedé a dormir, una vez sucedido lo que debía suceder, simplemente me iba. Con NamJoon había sido diferente, sé que esperaba también ese frenesí que nos había consumido la última vez pero que nunca llegó, no fuimos siquiera capaces de tocarnos un poco, mucho menos de besarnos; era como si toda la intensidad se nos hubiera acabado ese mismo día. Sólo recuerdo que se acercó a mí para darme un enorme cobertor afelpado, ofrecerme su propia cama, luego nos quedamos recostados de perfil a penas hablando y ahora que lo pienso mejor, me hizo una pregunta mientras yo pestañeaba ya víctima del sueño, mas no sé si le respondí, no recuerdo la pregunta tampoco y después de eso lo sentí muy cerca. No desperté hasta ahora, así atrapada por él mismo.
Pasan varios minutos, yo pestañeo pesadamente en ese lapso hasta que un largo suspiro suyo me indica que ha despertado, al poco comienza a moverse y permanezco quieta pensando que se sorprenderá conmigo pero sólo se estira, denotando lo duro de sus músculos y huesos — pienso que es tan delgado que podría romperse. Posteriormente estira el brazo, tanteando con su mano a mis espaldas hasta encontrar lo que busca mientras bosteza.
— Son casi las once — murmura — No recuerdo haber dormido tanto en años...
— Yo tampoco — respondo bostezando también —, Monnie suele despertarme como a las ocho.
Una risa resuena en su pecho al tiempo que comienza por liberarme poco a poco y soy enormemente feliz de poder estirar mi brazo — el cual ya ni si quiera sentía del adormecimiento.
— ¿Qué harás hoy? — pregunta de pronto.
— Pintar mi casa, ¿y tu?
— Esperar a que pintes tu casa, supongo — me hace reír — A menos que necesites una mano...
Levanto el rostro hacia él — Tu, mi auto y comida coreana, ¿qué dices?
Era una posición complicada para mirarnos pero él hizo el intento, observándome detenidamente antes de sonreír.
— Digo que suena perfecto.
— Genial — me doy la vuelta para pararme.
— ¿A dónde vas?
Bajo los pies por la orilla de la cama con él tirado sin ánimos.
— Tengo que alimentar a Monnie...
— ¿No te quedas a desayunar?
— Me encantaría, pero tengo algunas cosas que hacer antes de la comida — me levanto.
— Comida coreana — dice sonriendo.
Le sonrío también, sus cabellos grises, con unos dos centímetros bastante notables de negra raíz, están más alborotados de lo normal y sus ojitos, si no fueran rasgados por naturaleza y no estuviera recién despierto, diría que los tiene prácticamente cerrados.
Salí rápidamente de su casa, sin embargo se me va lo poco que restaba de la mañana tomando una ducha, desayunando y arreglando la casa; aún cuando había contemplado hacerlo, no tendría tiempo para terminar de pintar y menos cuando apareció Nam ante mi puerta. Aquello me obligó a bajar corriendo en pantuflas cuando llamó, con el pelo aún mojado — recién salia del baño — y sólo abrir la puerta me percaté, usaba la misma chaqueta verde de cuello bajo, la de aquella ocasión.
— Dame cinco minutos — le dije —, sientate, bajo de inmediato.
No le di tiempo ni de responder, cerré la puerta cuando entró y me dispuse a volver corriendo a mi habitación. Ahí perdí tiempo buscando mis botines cafés hasta recordar habérselos prestado a Dany, me maldigo intentando decidir qué será más rápido, si cambiarme totalmente o encontrar unos zapatos adecuados, en eso encuentro los viejos Converse rojos altos y pienso que con los jeans claros y playera blanca que ya traía puestos, no se verían mal. Estaba hecho, pretendo peinar mi cabello, tomo un suéter y bajo a la velocidad de la luz, perdiendo dos minutos más buscando las llaves del auto... también poniéndole comida a Monnie y por supuesto, consintiéndole un poco.
— ¡Listo! Vayamos — estoy poniéndome el suéter — Nam...
Esta viéndome fijamente desde el sillón y yo intento no desarmarme con tan intensa mirada. Siento mi respiración flaquear cuando se levanta pero sólo sonríe.
— S-sí, vayamos.
Camino de largo hacia la puerta pero en eso recuerdo que he olvidado mi teléfono, así que vuelvo en seco sobre mis pasos, topándome de bruces con NamJoon. Comienzo a reír como boba pero al alzar alto la babilla hacia él lo encuentro con gesto serio.
— NamJoon, ¿pasa algo?
Su seriedad me asusta, no porque tema esté molesto, si no porque es la fachada puesta ante una intensidad enorme que me hace olvidar incluso cómo respirar; sostenía una mirada oscura que no le había visto antes, una que hace dudar mis sentidos, mi razón y mi todo. Retrocedo solo por impulso, o tal vez buscando la inercia que eso provoca en él, dando dos firmes pasos en mi dirección para atraparme otra vez, acunando mi rostro para hacerme levantar el rostro y a pesar de que él se inclina hacia mí, debemos esforzarnos pues es larga la diferencia de estaturas.
Entonces aparece nuevamente esa ansia incontrolable, buscando la cercanía con su cuerpo y es ahora él más invasivo; sujetándome con sus dedos como garras de la cintura. Sé tras pasar varios minutos en un beso que pareciera interminable, que ésta vez no habrá salvación, ni salidas, tampoco huidas. Me sostiene a partir de cierto punto, inamovible contra la puerta de la habitación y yo intento respirar sin pensar en la creciente presión de su miembro contra mi abdomen pero no puedo, por lo que termino buscando el botón de sus pantalones, sintiendo por primera vez la firme piel de su abdomen. Él se detiene un sólo momento para sostener mis muñecas y apartar mis manos de su cuerpo, entonces como si conociera incluso mejor que yo la casa, encuentra la perilla de la puerta para empujarme dentro y no es hasta que me orilla contra el filo de la cama que suelta mis muñecas haciéndome caer de espalda a esta. Perdí desde el momento en que se sacó la chaqueta, seguido de su camisa para dejar ver lo estrecho de su torso, no del todo delgado, más bien torneado discretamente. Luego se acerca a mí solo para soltar el sujetador y bajo los tirantes ante su mirada inquisitiva, luego el sostén completo y es justo después de eso que tira de mis piernas hacia él, asustándome.
Se rompe sólo un poco la atmósfera cuando simplemente no puede quitarme los tenis; en ese momento apretaba los labios avergonzado y debí yo sentarme para hacerlo, entre risas. "Lo siento", dice antes de besarme de nuevo sobre mi sonrisa, ahora con mayor tranquilidad, hasta hacerme recostar en la cama de nuevo con su propio peso y ya no hay control; pierdo el rastro de dónde me toca exactamente, de dónde me besa o me muerde. Hasta librarse de mis jeans para situarse entre mis piernas, enloquecerme un poco más, sólo un poco. Me mira directamente, tengo la certeza ahora de que ese intenso café en su mirada habrá de robarme el sueño y aún cuando ha liberado su miembro erecto sigo dudando de mis propios instintos, pero terminan, mis dudas y mis miedos, no puedo pensar en nada más que lo invasor que se siente dentro de mí y quisiera que no se moviera más pero lo hace, a un ritmo que no logro seguir, que me hace echar la cabeza hacia atrás buscando consuelo mientras sostengo fuertemente sus manos recargadas a la cama. Me castiga, una y otra vez, sin piedad ni tregua y yo no tengo más opción que abrazar mis piernas a su cadera, rendirme, desmoronarme cada vez que sus embestidas provocan una sensación general que se apodera de mí, que me hace gritar. Aún mientras mi verdugo no parece haber saciado su ansia llego a pensar que ya no iremos a comer, que no importa rendirme debajo suyo... que no importa si es con él.
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Illegal ♡ NamJoon
FanfictionCierta tarde, Amy le abriría la puerta a un guapísimo desconocido sin saber que en realidad le estaba permitiendo entrar descaradamente a su vida, además para cambiársela por completo. ¿Podrá ella lidiar con eso? Intentando librarse de una terrible...