I Seoul U

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Fue un día muy pesado, no pude siquiera dormir durante el vuelo y una vez en el aeropuerto, sólo tuve tiempo para llegar al departamento a dejar mis cosas, medio darme un baño e ingerir algún alimento. Llevaba semanas con una vida de locos, las cosas se habían precipitado y ahora debía arreglar asuntos en Estados Unidos antes de arreglarlos en Corea; mi vida se había puesto de cabeza en un parpadeo, pero sabía que valdría la pena y tuve la certeza en cuanto pise territorio asiático, el aeropuerto en primer lugar era increíble, la ciudad, luego el departamento nuevo me enamoró de inmediato. Pero todo aquello perdió importancia cuando tome el taxi pues viendo la hora noté, estaba retrasada para el concierto de los chicos... Por poco y no alcazaba la última fecha de su gira, sin mencionar que además era mi primer concierto con ellos. Estaba sumamente emocionada, especialmente porque ninguno de ellos sabría que yo estaría ahí, a excepción de su Mánager.
Sin saber cómo, había logrado convencer a mi jefe con que debía hacer una nota del concierto final de esa gira, aunado a mi transferencia a Corea, él accedió y por eso debí apresurar todo. Así que aquí estaba, corriendo sin descanso por la explanada del recinto hasta toparme con la entrada, donde fácil perdí otros veinte minutos con los agentes de seguridad, pues insistían que el evento había dado inicio y que no podía ingresar después de ello. Afortunadamente al poco tiempo salió el Seijin — el manager de los chicos—, pues yo era la representante de una importante revista — que lo era — quien venía para la nota especial... Aunque su Mánager sabía lo de NamJoon, pretendimos que con fines profesionales, nada más.
Llegué cuando el concierto había dado inicio; desde las zonas exclusivas apreciaba la fiesta de colores que pintaba la iluminación. Me molesté al principio, no fui testigo de la crucial apertura pero lo demás no dejó nada qué desear y para ser sinceros, era difícil no impresionarse. La ejecución de los chicos era impecable, casi inhumana, cada uno de sus pasos perfectamente meditados y coordinados con la música; sus voces eran simplemente cautivadoras, cualquiera que viera aquello se volvería su fan de inmediato, yo por mi parte me sabía la mayoría de sus canciones por culpa de NamJoon, pero realmente no importaba si uno conocía la letra o no, había miles de voces coreando a un perfecto unísono, haciendo los muros temblar y volviendo tangibles los corazones de cada persona, siendo uno solo; moviéndose en un precioso vaivén luminoso, impulsado por cada melodía. Aquel mar humano era impactante. Los chicos lo eran, su música, su interpretación, sus fans, a tal grado que yo terminé hecha un manojo de emociones, llorando cada canción y en especial, siempre que ese mar hermoso gritaba los nombres de los siete a una voz. Entendí por primera vez, se llamaban ARMY por una poderosísima razón: la de convertirse en uno solo aun siendo miles.
Se me enchino la piel mientras interpretaban su última canción, una que hablaba de motivos para respetarse a sí mismo, de la importancia darnos valor a nosotros mismos antes que a otros. En ese momento volvió Seijin, guiándome a dónde los chicos saldrían, no sin antes preguntarme si me encontraba bien, pero lo estaba, era mi primer noche en Corea y había sido increíble. Ningún concierto o festival me había hecho llorar de tal manera, quizá Nam había contribuido, nunca lo había escuchado cantar, ni visto bailar, pero esa nueva faceta que recién le conocía me gustaba por igual.


— Chicos — le llamó a penas entramos —, quiero presentarles a la representante de la revista y debo decir, la han hecho llorar.


— ¿En serio? — oí decir a HoSeok.


— Muy en serio — caminé hasta que me vieron los seis —, espero se disculpen por ello.


Estaban desechos, con las respiraciones irregulares y las cabelleras húmedas. Dejaron de secarse las caras con toallas, algunos pararon de echarse aire... Sólo YoonGi permaneció tomando agua como si nada; evidentemente yo era la última persona que esperaban ver.


— ¿Y NamJoon-hyung? — inquirió JungKook, haciendo la habitación explotar en risas.


Les duró muy poco la sorpresa y el recato, aunque estaban cansados no dejaban de hacer un escándalo. JiMin tomó mi hombro preguntando si el viaje no había sido pesado; ese hombre era un ángel, preguntándome aquello cuando él lucía destrozado. Los demás recibimientos fueron de lo más normal, sólo Jin me atrapo con un abrazo provocando las protestas, porque "No podía abrazarme antes que NamJoon-hyung". En fin, me hicieron reír bastante, eran un grupo de chicos — más bien como hermanos — de lo más peculiares.

Illegal ♡ NamJoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora