To each other

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Me despierto cuando aún no amanece, con Namjoon aferrado de mi espalda y aunque intento dormitar nuevamente, ya no puedo, no mientras sea consciente de que al más mínimo movimiento he de rozar con partes de su cuerpo que, en este momento, no debería estar pensando, pero que sencillamente no puedo evitar notar. Al no poder dormir, rebusco entre las sábanas mi teléfono para saber la hora; tardo bastante en encontrarlo pero al encender la pantalla solo veo símbolos coreanos y maldigo a mi novio en silencio. Termino sacándome el brazo de Nam para perder más tiempo buscando el teléfono de aquí allá, incluso por la orilla, hasta irme de bruces contra el frío piso, dándome cuenta que... Ahí mismo esta mi teléfono. Corroboro que aún es temprano así que decido quedarme ahí, cerrando los ojos nuevamente y medio cubriéndome con la sábana que tenía envuelta.


— ¿Por qué estás ahí?


Abro los ojos de golpe y ha amanecido. Tengo a NamJoon de pie, tallando sus ojos perezosamente con un gesto divertido en el rostro.


— ¡Pon tu maldito teléfono en inglés! — le riño de inmediato — Sólo quería saber la hora...


— ¿De qué estás hablando? — dice entre risas


— Ahora no estoy hablando con Coreanos, déjame dormir.


Se ríe — Levántate de ahí, va a hacerte daño y además saldremos hoy.


— Saldrás tu — me cubro con la sábana —, las llaves están en la cocina.


— Amy — advierte —... más vale que te levantes o lo haré yo mismo.


Lo ignoro. Pienso que me dejará en paz pero de pronto sus dedos se entierran a mi cintura antes de tratar levantarme.


— ¡NamJoon! — chillo bastante audible que empieza a reír.


Logra ponerme en pie, sosteniéndome fuerte junto de él. Intento liberarme, más a jugarreta que otra cosa, moviéndome de un lado al otro como si danzara con él mientras sonríe precioso, pero su carita de niño desaparece al instante cuando caigo de espalda contra la cama. Yo sigo riendo pero él tiene ahora esa mirada intensa, esa mirada casi maldita que burla la fuerza de mis piernas, haciéndome tragar saliva, queriéndome más bien tragar los instintos. Me recargo sobre los codos, él sostiene su mirada desde las alturas, esperando el mínimo error mío para atacar pero yo no tenía razón alguna para negarme, su cuerpo me incitaba en tantas maneras, desde el menor roce de sus manos, hasta la manera descarada en que descansaba su pelvis contra mí por las noches.

— Se nos hará tarde — dice, como si yo le estuviera pidiendo perder el tiempo.


— ¿Y...? — sonríe.

Sé quitó la playera sin miramiento alguno — de día era mucho más guapo, pensé. Con su cabello negro tan rebelde como siempre y el torneado discreto de sus músculos; la luz matutina dibujaba mucho mejor los matices de su cuerpo. Posteriormente cernió su delgadez sobre mí, yendo más lento esta vez, más gentil, aunque el NamJoon imponente de la última vez no había estado nada mal, lo hizo diferente; asegurándose que no me perdiera de ningún beso, ningún roce o caricia, haciéndome consciente de sus largos dedos haciendo labor de intrusos, ahí donde solía serlo su miembro. Me daba cuenta, disfrutaba oscuramente mis reacciones y aunque intentará ocultarlas, era imposible, él lo hacía imposible, con dolo probablemente; metiéndose dentro de mí, poco a poco y al mismo ritmo moviéndose, como si de pronto no tuviera prisa, aunque yo quisiera la tuviera, porque así la sensación de su miembro no era tan invasiva. Chillando constantemente, suplicando por una piedad que no me tenía, por mucho que dijera su nombre, vez tras vez; tenía al más cruel de los verdugos y lo peor era que por mucho que me castigara, me volvía a someter ante él.

Illegal ♡ NamJoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora