Tell the truth, say goodbye

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A veces uno quiere convencerse de estar bien, porque las cosas sencillamente lucen estarlo... o porque las situaciones parecen distraernos al menos lo suficiente. En este punto de mi vida me era sumamente difícil distinguir lo malo, dándole vueltas a los sucesos recientes mientras observaba mi reflejo del espejo; apreté fuerte los dedos entre los orificios de las tijeras, molesta de no encontrar en mi imagen indicios del origen a ese pesar profundo de mi ser, ¿qué estaba mal?, ¿no podía siquiera ser sincera conmigo misma? Porque esto debería doler, doler mucho, pero no había soltado ni la más mínima lágrima, era como si me hubieran arrancado el dolor y lo hubieran escondido lejos de mí — sabía que estaba ahí, pero no podía sentirlo. Así que lo busqué, por las malas, tomando tantos mechones de cabello como podía mi mano para cortarlos todos con las tijeras; quería sentir dolor, debía sentirlo, ¿cómo alguien puede olvidar cómo es que duele? No lo sabía, había algo mal en mí, muy mal... Yo estaba mal.


— ¡Amy! — exclamó — Dios, ¿Qué estás haciendo?

Corrió desde las escaleras para tirarse junto de mí, sintiendo sus dedos sujetar fuerte mis brazos. Sólo entonces fui consciente de mi propio reflejo; con el cabello en mechones maltrechos que apenas alcanzaban mis hombros y las manos llenas de sangre. Luego sujetó firmes mis muñecas contra mi cuerpo mientras me rodeaba con sus brazos, juntado nuestras mejillas, buscando una expresión en el rostro frente a ese espejo pero yo sólo podía ver el suyo preocupado; NamJoon lo veía también, ahora podía verme de verdad y por eso lloré, dejando caer el peso de mi cuerpo, pero él apretó su agarre evitándome tocar el piso mientras lloraba pesadamente hasta que eché la cabeza atrás permitiéndole recargar la suya al tiempo que repetía vez tras vez: "Está bien, tranquila". Pero no era verdad, había dejado de estar bien desde el día en que lo quise, porque ahora era él era el único con quien podía ser sincera.


Pasó sin que me diera cuenta, noté de pronto Monnie se comportaba de manera extraña, había dejado de dormir, también de jugar y dormía más de lo normal. Quise convencerme de que era consecuencia de la edad, con sus casi quince años, pero con el paso de los días las cosas empeoraron y cuando al fin le llevé al veterinario, me dijeron lo peor; hay una edad en los gatos donde sus riñones no funcionan igual y eso precisamente le había sucedido a Monnie. Ese día recuerdo al veterinario diciendo que había manera de salvarle pero que era un gato de edad avanzada y sería una intervención peligrosa, que de cualquier forma, no aseguraba su entera recuperación. "Quizá lo mejor sea dormirlo", me dijo, ¿quién demonios se creía para decirme eso? Pero cada veterinario dictó exactamente lo mismo. Monnie y yo ya no teníamos tiempo.
No podía decirlo, ¿quién podría?, ¿quién nos daba el derecho de elegir por ellos?, ¿acaso los demás decidían así sobre nuestras vidas? Me era imposible decirle al veterinario, aquel frente a mí, decirle que no tenía más remedio que estar de acuerdo con él, pero... por Dios, ni siquiera había tenido el valor todos estos años de decidir acerca de mi propia vida, estaba segura que no podía decidir sobre Monnie, pero en ese momento NamJoon sostuvo mi mano reconfortándome y supe que no podía aplazar lo inevitable, ya no más. La despedida no fue fácil, quise decirle que nunca fue una mascota para mí, que era mi amigo y que aunque los años le convirtieron en una enorme bola de pelos, para mí siempre había sido el mismo gatito. Al final no logré decir nada, mirando cómo alcanzaban su corazón con una larga jeringa que en su líquido morado le llevaría la tranquilidad y me limité acariciar su pelaje gris hasta que sus ojitos verdes se cerraron y se durmió. Monnie también me había dejado.
Aquella noche permanecí amarrada de NamJoon hasta bien caída la mañana, no era capaz de llorar, pero estar con él me hacía sentir inmensamente tranquila y fue por eso que cuando se alejó por unas horas, perdí el control. Aunque me esforzaba por ocultarle mis horribles escenas al final terminó siendo parte de otra y lo normal habría sido que él se alejara de inmediato, pero no lo hizo, se quedó a preparar el té sin quemarse y envolvolver dulcemente mis manos heridas.

Illegal ♡ NamJoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora