CAPITULO 13

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Los aplausos sonaron en todo el comedor, fue hay donde reaccione y aplaudí, después talle mis ojos. Mire al frente y Remus me miraba entre regañándome y divertido, sonreí inocente pero no hacia el, más para mi.

—Sean bienvenidos a otro año más en Hogwarts, quisiera darle la bienvenida a nuestro nuevo profesor R. J. Lupin quien a accedido a ser nuestro maestro contra las artes oscuras. Suerte profesor.

Aplaudí con algo de fuerza pero sin mostrar tanto entusiasmo después de todo no debían de saber que el nuevo profesor era mi tutor.
—Por eso te dio el chocolate Harry—sonrió Herms comprendiendo ahora el porqué lo habíamos visto en el tren.

—Potter—una voz sonó detrás de nosotros—. Potter—volteamos ambos y vimos a Malfoy(nótese mi entusiasmo)—. ¿Te desmayaste? Potter. ¿Te desmayaste?—sonrió ladino, sus amigos hicieron afán de caerse y algunas risas también provenientes de estos. Voltee la cara de Harry para que no les hiciera caso.

—Cállate Malfoy—le dijo Weasley.

—¿Como se enteró?

—Solo ignóralo—le dijo Herms con una mueca de desagrado.

—Pudrete Malfoy—le dije antes de voltearme.

—Siempre es un placer volver a verte preciosa—bufé y rodé los ojos.

—Creo que voy a partirle la cara si sigue hablándote de esa manera—me susurró Harry bromeando pero un toque de molestia.

—Yo lo detengo y tú lo golpeas—le guiñe un ojo a lo que sonrió.

—Y también démosle un grato aplauso a nuestro nuevo profesor de Cuidado de criaturas mágicas, Rubeus Hagrid.

Toda Gryffindor explotó él aplausos y algunos gritos de emoción en los que me incluyo.

—Ahora una noticia no muy grata
pero no por eso menos importante, con disgusto el Ministerio me a advertido la presencia de Dementores en cada entrada hasta nueva orden por lo cual les sugiero extremas precauciones, aunque me aseguraron que no intervendrán ellos no distingue entre la presa que persiguen y aquel que se cruza en su camino ellos se alimentan de nuestros peores miedos. No está en su naturaleza perdonar.

Todos comenzaron a murmurar y Harry miraba atento a Dumbledore.
—Pero recuerden que la felicidad puede estar incluso en los más oscuros momentos solo no olviden encender la luz...—prendió una vela con la mano, si hablaba del hechizo, creo que ya sabía más o menos manipular esa "luz" pero necesitaba más práctica, demasiada aún.

Caminamos hacía los dormitorios, yo a lado de Ginny y Herms.
—Esas cosas dan miedo ¿no?—nos preguntó Ginny a lo que asentimos Herms y yo.

—De verdad no esperaba que fueran tan horribles—solté.

—¿No esperabas?—me interrogó Herms. Upps...

—Es normal que los adultos a veces nos avisen ciertas cosas ¿no?—evadí su mirada.

—Que suerte tienes mis papas nunca me hablan de lo interesante—interrumpió Ginny. Suspire aliviada por que ya estábamos frente a la puerta que nos daba acceso y la señora gorda estaba cantando horrorosamente espantoso.
—Fortuna major—pronunció Neville pero la señora gorda lo ignoro—. No se por que no me deja entrar—nos dijo a todos mientras llegábamos detrás de él.

—Esperen, aguarden un momento—comenzó a cantar de nuevo, cubrimos nuestros oídos para evitar que nuestros tímpanos explotaran, la señora sostenía una copa de vidrio la cual rompió contra la pared. Y bueno—. ¿Vieron eso? ¡Sorpréndete y fue mi voz!—se rió orgullosa, fingiendo, como si en realidad nadie se hubiera dado cuenta, somos niños no ingenuos.

—Fortuna major—pronunció Harry irritado, la señora gorda rodó los ojos.

—De acuerdo pasen—con una mueca abrió el retrato y entramos a la sala común.

—No siquiera canta—les dije a las chicas y subimos directamente a nuestro dormitorio.

—Qué emoción mañana nuestro primer día de clases—Ginny y yo nos miramos, sin esperarlo le encestamos un zape a Herms.

La Black que se enamoró de Potter IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora