CAPITULO 37

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—¡¡AHHHH!!—un horrible grito me hizo reincorporar rápidamente, toda la sala común salió a verificar de donde había salido, todos nos reunimos en la sala.

—¿Qué es este escándalo?—un Percy todo desaliñado bajo las escaleras furioso.

—Era él, ¡Era él!—un grito a nuestra derecha nos alarmó cuando el pelirrojo de mi amigo lucia pálido y todo aterrorizado—. ¡Sirius Black estuvo aquí!

Gritos de terror se escucharon en todas partes, Harry apareció a lado de Ron con una mirada fría y furiosa tanto como la de Percy hace un momento, el último mencionado palideció y salió corriendo de la sala, respire con dificultad y alcance a sostenerme de una silla. El Mapa.....¿lo sabría? ¿Sabría Harry que lo ayude?

—¿Estas bien? ¿____, ____?
Escuchaba la voz de Ginny preocupada a mi lado, negué con la cabeza repetidas veces sin salir del shock. Cómo pudo Ginny me ayudo a sentarme en la silla, sentía náuseas, quería vomitar.

—¡Calma, calma!—una voz interrumpió entre todo el escándalo que se había formado entre nosotros, con pijama apareció la profesora McGonagall con un rostro nada alegre—. ¿Qué sucedió Weasley?

—Estuvo aquí profesora, era el....Sirius Black estuvo en mi alcoba—ahora mi cabeza dolía, no me sentía nada bien.

—¿Cómo estás tan seguro?—preguntó un Seamus desconfiado.

—¡Porqué me atacó! Vino a mi blandiendo un cuchillo mientras sus grandes ojos me miraban, fue lo más horrible que hubiera visto, ¡estaba loco!

Ginny sostenía mis manos, las suyas estaban temblando supongo que por miedo pero las mías por otro tipo de temor, no pensé que Sirius las utilizará en medio de la noche, no pensé mas allá cuando le entregue las contraseñas, no pensé en lo que implicaba. Había metido la pata.

—Eso es imposible, para haber entrado debió de decir la contraseña...a menos que....Sir Cadogan, Sir Cadogan.

—¿Si Madame?

—¿De casualidad habrá dejado entrar a un extraña hace un rato en la noche?

—No, nadie a sobrepasado mi guardia, solo entran con la contraseña—McGonagall frunció el ceño— pero ya que lo dice Madame, me parece que si vino alguien pero no era un extraño.

—¿Seguro?

—Bueno no es que lo allá visto en otra ocasión, lucia muy sucio eso si, pero no era un extraño, tenía las contraseñas.

—¿Cómo? ¿Como es eso posible?—preguntó horrorizada.

—Traía un papelito, decía todas las contraseñas de el mes pasado y este mes, tardó un rato pero me dio la correcta Madame, yo solo cumplí con mi deber.

—¿Quién habrá sido el despistado que perdió las contraseñas?—mire en dirección a Neville que se sonrojaba nervioso, McGonagall no necesito voltear para saber quién había sido— me parece señor Longbottom que tendrá un castigo por poner en peligro a todos sus compañeros.

—Si profesora....

Mientras todos subían me acerqué a los chicos, Harry miraba con odio al fuego.

—Harry....—mi voz sonaba titubeante, no me dirigió la mirada abrí mi boca para comenzar a hablar y disculparme pero hablo antes de que pudiera emitir un sonido.

—Estuvo aquí....—hizo una pausa, sus dedos se tensaron sobre sus rodillas— pude haberlo matado, estuvo en mis narices y pude matarlo.

Mis piernas temblaron, alcancé a sostenerme en el sillón, lo disimulé pero en realidad mi estomago estaba revuelto y mi cabeza seguía doliendo.
—¿Se habrá equivocado?—preguntó en un susurro Herms.

—No lose....parecía muy determinado a venir por mi, tal vez pensó que yo era Harry—tense mi cuerpo, sin dirigirles un adiós subí a la habitación y entré al baño, sin poder aguantarlo mas vomité sobre el retrete, intentando escupir todos los nervios, frustraciones y malas sensaciones que me atormentaban las últimas semanas.

Con paso apresurado salí del castillo en la mañana, con la varita escondida en mi pantalón.

—Crookshanks—llame al gato, este apareció entre los árboles con cara amargada—. Llévame con él.

Me mostró sus dientes y salió corriendo, conmigo detrás, cuando llegamos al lago no estaba Sirius ahí, pero el gato escuchó algo y salió corriendo nuevamente, esta vez sin mi.

—Maldición.

Escuché una rama crujir y volteé mi cuerpo apuntando mi varita.

—Perdón....soy yo—con manos en alto salió entre los árboles— no era mi intención asustarte.
Miro fijamente mi varita que sostenía en alto sin titubeos.

—Te dije que lo pagaría muy caro—sin dejar de apuntar mi varita me fui acercando entrecerré mis ojos— ¿ese fue tu plan desde el principio, no? Engañarme, para que pudieras entrar al cuarto de Harry y matarlo pero te equivocaste y casi matas a Ronald.

—¡No! Intenté agarrar a la rata pero se escapó antes de tiempo. Yo no tocaría a Harry, lo juro.

—¡No me mientas!—sin poder aguantarlo mas deje que dos lagrimas corrieran por mis mejillas— ya no quiero más mentiras, no volverás a entrar en Howgarts a menos que quieras morir a manos de tu hija ¿me escuchaste?

Sirius permaneció en silencio, retrocedí. ¿Porque debía cargar con esto? ¿Porque?

—Siéntate y escucha por un instante—negué con la cabeza repetidas veces, aunque sentía mis ojos picar las lagrimas ya no bajaron solo estaban ahí esperando el momento—. Hestia, yo...

—Lo has arruinado todo....—Sin poder contenerme más caí sobre mis rodillas dejándome derrotar por un momento—. Si alguien se entera que te e ayudado, todo se vendrá abajo de nuevo....
Mis ojos estaban abiertos de par en par analizando la situación en la que me había metido yo sola.

—¿De nuevo?—con duda se agachó a mi altura quedando frente a frente.

—Sería expulsada....mis amigos se alegrarían dejándome sola otra vez....y probablemente Remus deje de cuidarme, no me quedaría nada....—cubrí mis ojos con ambos manos. Estaba por llorar, sentía las lagrimas apuntó de caer, cuando una repentina calidez me cubrió....con asombro retire las manos de mi cara dándome cuenta que Sirius envolvía sus brazos en m cuerpo.

—No debí dejar que te involucraras, perdóname—el sentimiento que emanaba de aquel momento era extraño para ambos de eso estoy segura, pero nos causaba una calidez y gran alivio que en mi vida había sentido—. Pero es que....cuando te vi....tan cerca de mi....no quería, no quería...

—Dejarme ir—mi cuerpo comenzó a temblar con unas ganas terribles de llorar, tenía tanto que decir y tanto acumulado que muchas veces no permití salir, el agarre se fortaleció, con decisión me deje ser y envolví mis brazos en el cuerpo del hombre frente mío, lanzando un suspiro de cansancio admití lo que me remordía desde años atrás—. La extraño.....la extraño muchísimo.
Su agarre se fortaleció, escondí la cara en el hueco de su cuello y el recargo su cabeza en mi, dándome esa tranquilidad que necesitaba desde que me enteré del escape de Sirius.

—Que bello día—replicó con sarcasmos Herms.

—Si—ironizó— si no te hicieron pedazos.

—¿Pedazos?—preguntamos a mismo tiempo Harry y yo.

—Ronald no encuentra su rata—disimuladamente enterré mis uñas en la palma de mi mano.

—Mentira—rodó los ojos— tu gato la mato.

—No es cierto, no sabes cómo cuidar tus cosas.

Visitamos a Hagrid para enterarnos de la audiencia de Buckbeak mas tuvimos que movernos cuando nos dimos cuenta que Hagrid no se hallaba en su caballa nos dirigimos al lago, se encontraban tirando piedras al lago, nos explicó la situación y la respuesta no fue nada grata, ahora Buckbeak estaba condenado a muerte como mi padre.

La Black que se enamoró de Potter IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora