CAPITULO 48

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Toque la puerta dos veces, escuché un adelante, deje la puerta abierta y Remus se encontraba ordenando sus libros.

—¿Así que es cierto, eh?—pregunté con media sonrisa, Remus lanzó una pequeña risa, en su rostro había uno que otro rasguño y un zarpazo que probablemente fuera de canuto—. Creo que te he visto peor.

—¿Enserio lo crees?—afirme con un sonido, y tome unos libros ordenándolos por color, conocía lo suficiente a Remus para saber que en ocasiones anteriores cuando yo regresaba de la casa de mi prima, sus heridas eran mucho peor. A él también le gustaba que todo estuviera ordenado, por eso es mejor ayudarlo, me acerque a su viejo tocadiscos y lo encendí, comenzando a sonar una canción, enarco una ceja divertido

—Oye, si voy a ayudarte, al menos voy a entretenerme—aunque podía usar bien su varita, siempre era mejor pasar tiempo juntos y hacerlo por nuestra cuenta, si nos cansábamos al final podíamos decidir utilizarla. Bromeamos un buen rato, y aprovecho para preguntarme por papá, tuve que contarle todo, del cómo fue que sucedió, esto era un secreto, no tengo problema en decirlo ya que nunca traicionaría a la familia.

—Harry vienen para acá—aviso, mirando el pergamino extendido sobre el escritorio, asentí y guarde unos documentos en la maleta, doblándolos con cuidado de no maltratarlos, no fue mucho tiempo cuando se escucharon los pasos y apareció en la puerta, Remus lo saludó.

—¿Lo han despedido?

—No—respondió pasándome unos pergaminos, al distinguirme alce mi mano y la sacudí como saludo, ahora el ya sabía que Remus era mi tutor legal, pero parecía aún estar sorprendido de que me encontrara ahí, tal no lo asimilaba del todo por ahora—. En realidad yo renuncié.

—¿Renunciar, porqué?

—Alguien a difundido mi naturaleza y bueno...—sonrió mi tutor dejando colgada una camisa, me levante sacudiendo mis rodillas, para quitar el polvo—, estoy seguro de que no tardarán en llegar las lechuzas pidiéndole al director que alguien....con mi condición no enseñe a sus hijos.

—Pero Dumbledore....

—Dumbledore ya hizo bastante por mi—termino de cerrar su baúl y apagar el tocadiscos con su varita, era momento de que partiera, lo vería en casa, no obstante la idea de ya no verlo diario aún me provocaba melancolía.

—No pongas esa cara Harry—incline mi cuello de lado.

—Es que....nada cambio, Peter escapo y ahora usted también tiene que irse.

—¿Nada cambio? Harry, sin tu ayuda un hombre inocente hubiera muerto.

—Aunque odie la idea de que Peter siga afuera, andando como la rata que es—resople, me puse a su lado, el no lo decía pero yo notaba que no quería perder a quienes les agarro cariño— si canuto sigue por igual, vivo, libre. No hay nada mejor que pudimos haber hecho.....créelo.
No respondió más que para hacer una mueca, inconforme.

—De lo que me siento orgulloso es de lo mucho que has aprendido este año, y como ya no soy tu profesor no tengo culpa en devolverte esto—señaló el mapa, en sus manos ya llevaba su bolso y su saco—. No te preocupes, tengo el presentimiento de que volveremos a vernos.

—Además puedes visitarnos cada que quieras—agregue sobre el hombro de Remus— es tu casa, eres bienvenido cuando ya no soportes a tus tíos.

La Black que se enamoró de Potter IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora