CAPITULO 26

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—¡Harry!

Tuve que preguntar a distintas personas si lo vieron hasta que alguien admitió creer verlo en la torre del reloj y efectivamente ahí estaba, Herms y Ron lo acompañaban uno de cada lado pero ambos tenían cara de poco amigos.

—___, ¿dónde estabas? Te fuiste en cuanto acabo la clase.

—Si—gruñí—. Es que Snape colmo mi paciencia, no puedo creer que estuviera toda la clase bajándole puntos a Gryffindor—"y hablando de mi tutor en secreto...." pensé.

—Bueno, creo que a todos, con algo de suerte volveremos a tener clases con el profesor Lupin.

—Y mejor que sea rápido—comentó Ron con molestia—. No creo aguantar mucho tiempo con Snape dando clases contra las Artes Obscuras.

—Coincido contigo—mire a los chicos—. ¿Qué pasa, por que tan tenso el ambiente?
Hermione y Ron se miraron, rodaron los ojos y voltearon sus caras en lados opuestos.

—Es lo mismo que yo me preguntó siempre.

—Parecen un viejo matrimonio...—añadí en voz baja, ambos me mataron con la mirada.

—Me parece que debiste decirlo más bajo—dijo Harry.

—Bueno que se le puede hacer—encogí mis hombros—. Incluso ellos saben que tengo razón, se la pasan peleando todo el tiempo.

—¡Es que Hermione siempre me deja solo! Ustedes no tiene problema—nos miro a Harry y a mi—. Se la pasan juntos de allá para acá, pero Hermione nunca me acompaña. Es como si estuviera en todos lados y al mismo tiempo en ninguno....¡Me crispa!

—Eso suena ridículo Ronald,—miro al pelirrojo quien la fulminaba ahora a ella y apartó su vista cabreada mistando a otro lado—. Es imposible que esté en varios lugares a la vez.

Harry resopló con fuerza y se colocó a lado mío.
—Potter—Draco venía caminando en nuestra dirección junto a su par de gorilas amigos, con su pose de soy el rey del mundo y una sonrisa muy radiante, que no advertía nada bueno—. Vaya sigues con vida pensé que para esta hora Black ya te hubiera agarrado. No es sorpresa que quiera atraparte, mírate, siempre eres el centro de atención.

—Y eso a ti te pesa ¿no?—intervine, me barrio y continuó hablando.

—Si para ser el centro de atención tengo que desmayarme cada vez que un dementor está cerca—río—. Entonces no quiero.

—Deberías irte Malfoy—masculló Ron.

—Si, voy, voy....solo me sorprende que Harry no fuera todavía en busca de Black.

—¿Porque debería buscar a alguien que quiere asesinarme?—preguntó claramente molesto.

Draco abrió los ojos y una sonrisa incrédula se formó.
—No lo sabes entonces—río más fuerte y sus dos amigos compartían una sonrisa socarrona—. Ja, no puedo creerlo, en fin a mi no me corresponde pero en tu lugar sería yo el que le diera caza a Sirius Black.

—Lárgate Malfoy....—penetre con la mirada al rubio pálido. Me miro con una sonrisa ladina y giró sus talones para desaparecer justo por donde llegó.

—Maldición siempre anda con esa pose de superioridad—Ron cruzó sus brazos y miro en dirección opuesta.

Era molesto tener que recordar a diario que Sir Cadogan cambiaba la contraseña a su antojo, como miles de veces al día, vi escribiendo a Neville un papel sobre un escritorio y cuando me acerqué a preguntarle nervioso respondió que eran las contraseñas de la Torre Gryffindor, dijo que siempre se le olvidaban todas y decidió mejor escribirlas. Desde el jueves ya sentía lo nervios de mañana.

—¿Qué te ocurre?

—Nada—aparte mi mirada y removí con mi tenedor el fideo de mi plato.

—¿Nada? Apenas y tocas tu comida.

—Ando nerviosa ¿vale?—suspiré, no estaba segura de si haría un buen trabajo.

—¿Y de que trata eso que te tiene tan nerviosa?

"En primera tengo que fingir que mi padre no es Sirius Black...

En segunda ocultar que mi tutor es un hombre lobo y más ante Snape porque se me hace que lo quiere desenmascarar....

Y tercero...."
—Tengo una audición—admití.

—¿Qué?—los tres voltearon a verme con la boca abierta.

—¿De que?—preguntó Herms.

—Pues....me han ofrecido un puesto.

—¿En que?—se apresuró a preguntar Ron, vacile y mire a Harry quien no despegaba su mirada de mi.

—Como cazadora...—cerré mis ojos, los tres gritaron de alegría.

—¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Quienes?
Los abrí lento y los tres tenían una gran sonrisa.
—¡Genial! Otra Gryffindor dispuesta a machacar a esas víboras—dijo Ron.

—Explícate—ahora fue Harry quien interrumpió a Ron.

—Bueno, ya me lo habían dicho...antes de iniciar el año—jugué con mis dedos sin mirarlos—. Pero hasta hace unos días parece que consiguieron que hiciera la prueba.

—¿Quién?—me preguntó la castaña.

—Nosotros—dos voces respondieron, hicieron a un lado a Ron y se sentaron uno en cada lado.

—Escuchamos nuestra mención y no pudimos evitar acercarnos—dijo Fred.

—En realidad nadie los llamó—mencione, los dos se hicieron de oídos sordos.

—Estamos orgullosos de decir que la convencimos para que se arriesgue a tomar partido en el equipo—George pasó su brazo alrededor mío, lo pellizque y lo quitó—. Wood está de acuerdo, está desesperado por ganar la copa al ser su último año, lo comentó con McGongall y ella accedió siempre y cuando solo sea necesario integrarla.

—¿Entonces podrías ser parte de nosotros?—asentí ante la pregunta del ojiverde.

—Si....—sonreí.

La Black que se enamoró de Potter IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora