XXVI

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Entré al baño apresurada mientras abría el agua fría para que las heridas se cerraran rápidamente y luego de unos minutos la sangre paró mientras las secaba con unas toallitas humectadas que ofrecía el servicio del baño, luego soplé y las cubrí con maquillaje hasta que las marcas desaparecieron de mi vista. Suspiré aliviada y luego de calmar mi respiración decidí irme.

Mirando hacia mi falda para que comprobara que no hay rastro de sangre en ella, abrí la puerta sin fijarme hasta cuando sentí que me tropecé con alguien, pero antes de caer al suelo sus brazos cubrieron mi cintura. Abrí mis ojos y me encontré con una par de ojos color azules profundos.

— ¿Bella?— preguntó sin poder creerlo, al principio no sabía ni de quién se trataba pero luego de mirar sus rasgos duros me di cuenta de que era Jason, Jason White mi compañero de danzas de ritmos latinos. Todavía sus manos estaban en mi cintura y debía de admitir que me gustaba esa sensación. El rubor se expandió en mis mejillas mientras me erguía y me posicionaba bien. 

— ¿Jason? — pregunté conmocionada, hace un poco más de tres años que no le veía, fuimos grandes amigos hasta que se mudó al sur de la ciudad.

—Que gusto encontrar a mi ex pareja de baile— rió mientras tomaba mi mano, me reí también o más bien fue una risa incómoda y al parecer entendió y me soltó la mano mientras la ponía en sus bolsillos 

—Opino lo mismo— dije mientras caminábamos hasta donde se encontraba las mesas y justo cuando llegamos a pocos metros de mi mesa, un comentario de su boca fue a dejarme petrificada en menos de unos segundos

— ¿Qué opinas si bailamos una pieza de tango? — ¿Tango? Me gusta el tango, recuerdo a la perfección los pasos y las expresiones, solo que me daba… vergüenza. 

—Oh Jason es un placer pero…—

—Nada de peros— dijo él con una sonrisa que dejaría a cualquier chica en su sano juicio con las bragas mojadas, era espectacularmente sexy, su mandíbula cuadrada hacía un perfecto conjunto con sus labios carnosos y pómulos altos, y esos ojos color azulados noche que incluso podía ver las estrellas si me acercaba un poco más y esos cabellos castaños rubios que me rogaban que enrede mis dedos en esa sedosa cabellera, no escuchaba nada de lo que decía, solo veía su boca moverse y asentía a todo lo que decía. — ¡Esta bien! Ya mismo les digo a los camareros que pongan en el estéreo la canción—

¿Qué mierda? ¿Qué acaba de pasar? Quise pegarme con la mano la frente hasta que estuviera sin conciencia, pero luego de unos segundos de estar clavada al suelo, Jason volvió con una sonrisa en su cara

—Será mejor que dejes tu bolso y tu campera— dijo mientras señalaba mi bolso de cachemira—Será algo incómodo para bailar

—Me debes tu vida— le dije intentando matarlo, pero él rió y a los pocos segundos me uní a su risa, me fui tímidamente a la mesa donde estaban hablando todos animadamente, le tendí el bolso a Steve (mí no padre) y mi chaqueta de mala gana

—¿Qué pasa cariño? — preguntó interesado, dejando la conversación para que todos escucharan atentamente.

—Uhm… pues solo me encontré a Jason ¿Lo recuerdas? — el rubor impactaba en mis mejillas, como si me pusiera unas ochentas brochas de maquillaje en ellas. 

—Claro— dijo sonriente— Tu compañero de baile ¿Verdad? — 

Noah estaba atento en todo momento e incluso vi que su ceño se estaba frunciendo, como si estuviera enojado o molesto por algo

—Claro— volví a repetir— El me invitó a bailar, algo simple, creo que será afuera— dije asegurándome— Ya que vi una pista de baile y…

Una voz, una maldita voz cortó todo, hasta mi respiración

—Señoras y señores— dijo una señora por un micrófono— En cuestión de minutos podremos apreciar una pieza de baile de Tango, un ritmo sensual y seductor de las regiones de Argentina que será llevado a cabo por Jason White y la señorita Bella McCarthy. Muchas gracias—

Ahora es el momento donde la tierra se abre repentinamente y me traga, cerré fuertemente mis párpados y los abrí al instante y suspiré recibiendo la mirada de mi padre que me decía: Tú puedes Bella destrozar la pista con tus tacones que pueden valer el precio de una casa. Emití una risa incómoda al ver la cara de Noah rojo por la furia ¿Y qué carajo le importa? Tiene una novia, que se ocupe de que Halston no se meta en los pantalones de otro chico. Tomando una gran respiración, me fui hasta donde estaba Jason, quien tomó de mi mano para guiarme al escenario que estaba repleto de luces y pisos de madera de parqué. Perfecto para bailar. Todos dejaron de comer, para que el espectáculo comenzara

— ¿Lista? — me preguntó seguro. Asentí y al instante se largó la música y lo único que hice fue centrarme en el sonido y el ritmo y dejarme llevar.

Mis piernas se movían rápidamente entre sus piernas, como movimiento inicial. La mirada de seducción salió desde mi interior concentrándome solamente en él. Luego él me guiaba hacia atrás y le seguí el ritmo hasta que sus manos se posaron en mis muslos levantándome en el aire y para que diera vueltas seguidas en el aire rápidamente hasta caer en sus brazos, seguimos con los movimientos de piernas, hasta que di una vuelta rápida y me senté en su pierna con una mano extendida en el aire para terminar, luego de varios minutos. 

Las personas del lugar quedaron asombradas al igual que toda mi familia, una situación embarazosa aunque satisfactoria. De a poco los aplausos se hicieron presentes hasta que fue imposible escuchar mi propia respiración. Hasta que el público empezó a pedir otra pieza y no nos quedó más que bailar otra. Jason agarró un micrófono y saludó a todas las personas presentes del lugar

—Buenas noches, con mi compañera de baile bailaremos una pieza de un baile que en lo personal amo, es tranquilo y muy romántico. Ideal para bailarlo con esta hermosa chica de mi derecha— Noah miraba atento queriendo matarlo y yo bajé la cabeza cohibida por su mirada penetrante verde— Una pieza de Zouk para todos ustedes— 

Jason tomó mis manos y me posicionó delante de él, mientras su boca rozaba mi cuello. Oh Dios, era la sensación más caliente que he sentido en mi vida. Dioses de las niñas que están locas por un simple roce, protégeme. 

La canción lenta, pero dulce sonó y los brazos de Jason me guiaron todo el tiempo, meciéndome y haciendo que disfrutara cada sonido y cada movimiento, él únicamente supo cómo hacerlo (el bailar). Solo él podía llevarme hacia el más allá tocando los pies sobre la tierra. La verdad él era un gran amigo. 

La canción terminó a los tres minutos y el espectáculo terminó, todos me felicitaron por la gran bailarina que soy y no me podía sentir mejor ante todos los halagos y cuando llegué a mi mesa, en silencio, me dispuse a comer lo que había ordenado. Ignorando las miradas furtivas por parte de mi madre y Halston añadiendo las miradas de Noah

Cuando estaba al final de mi comida, levanté mi mirada y me encontré con la de Noah, me miraba con atención como si quisiera entrar en mi alma negra, no era más que una psicópata y una niñita para él.

Los recuerdos volvieron a mí como un río fluyendo fuertemente y al instante una lágrima se deslizó por mi mejilla derecha y me levanté pidiendo permiso para irme un segundo (por una hora) al tocador.

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Gritos SilenciososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora