XVI

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Fruncí el ceño, esta tienda era una de las más caras del mundo e iba a gastar por un estúpido vestido ¿En que estaba pensando?

—Claro que no—sentencié una vez que estaba abriendo la puerta para bajarse, él me miró extrañado.

— ¿Qué pasa?— preguntó 

—Esta tienda es demasiado cara Noah, no podré costearlo— dije bajando la cabeza algo avergonzada, nunca compré ropa demasiado cara, lo mío era de tiendas grandes. 

—Es un regalo pequeña— me miró y rodeó el auto para abrirme la puerta. Tomó mi mano y me guió adentro, me ruboricé y una pequeña sonrisa de felicidad se asomó a mi rostro ¿Le estaba tomando la mano? Oh Dios, dime que no es un sueño. Su mano era grande y suave, y encajaba perfectamente con la mía. Se sentía… bien.

Entramos dentro de la hermosa tienda y al segundo las chicas que atendían en el lugar vinieron corriendo hacia Noah al igual que los hombres algo “afeminados”, la presencia de Noah hacía furor.

Las chicas sonreían y los chicos tomaban fotos de Noah en el lugar, eran amigables. 

—Estamos para verle un vestido, ella me acompañará a los premios…— dijo Noah y al instante las chicas fueron a buscar distintos modelos y un chico me hablaba sobre accesorios y joyas que podría usar. Me sentía cohibida entre tanta atención.

—Yo volveré en una hora Bella— dijo Noah mientras me sonreía, en ningún momento nuestras manos se separaron, lo que hacía que mi corazón saliera disparado y ese sentimiento de felicidad y hormigas en el cuerpo apareciera. ¿A dónde iría? 

—Mucho mejor— dijo una chica pelinegra a mi costado— Así no vea el vestido y sea una sorpresa— chilló y aplaudía de la felicidad. Reí ante su expresión, esto sería divertido… Me acerqué al oído de Noah.

—Prometo costearlo— dije algo arrepentida por gastar de su dinero. Él por un momento sonrió y vi algo en sus ojos que me hizo saltar de felicidad en mi interior, oh dios este sentimiento era perfecto. 

—Hey— soltó su mano de la mía y acunó mi cara con sus manos ¿Qué carajos estaba pasando? A mí alrededor se escuchaban suspiros y saltos de alegría. Yo solo me fijé en sus ojos cafés— El dinero no importa pequeña, yo solo quiero hacerte este regalo para ti. Aceptaste en acompañarme y ahora quiero esto, gastaría cada centavo en ti. Sé que valdrá la pena ¿Si?— me ruboricé nuevamente y mi pulso salió acelerado. Oh mi dios, quería saltar y bailar ahora mismo. “Gastaría cada centavo en ti” recordé sus palabras. El se acercó y me besó en la mejilla, me sonrió una vez más y se fue. Lo vi subirse a su auto, estaba de piedra. Hasta que se fue, todos quedamos mudos, me di media vuelta y los miré sus sonrisas anchas, me cayeron bien al instante.

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Gritos SilenciososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora