Vías de escape

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  Estoy viendo las vías del tren enfrente de mí y mi corazón piensa, me chilla, me desgarra:  

   "Tírate".

  Veo la gente pasar por mi lado y presiento que si mi vida se va, la suya no va a detenerse, ni siquiera va a terminar.   

 Un niño corretea arriba y abajo en el andén, es rubio, como su madre, y yo diría que los ojos son del padre. Ríe a carcajadas porque la cara de su globo está deforme; quién fuese niño para reír igual. Su madre empieza a correr detrás de él e instintivamente me acuerdo de la mía, de cuántas maratones le he hecho hacer.A mi derecha, hay una pareja de ancianos, que se besan como si fuese su primera cita, que se cogen la mano como si no quisieran perderse entre la multitud, que se miran a los ojos como si no fueran a verse nunca más; quién tuviese un amor eterno, para toda la vida, para toda la muerte.Detrás de mí, escucho cómo un chico toca el violín y de qué manera las notas invaden mis oídos, haciéndome llegar al séptimo cielo. Tiene apariencia joven, pero sólo sus dedos saben cuánto tiempo ha estado viviendo para el instrumento que tiene entre las manos. 

 Levanto la cabeza y veo que el tren no tardará en llegar, tengo que darme prisa. Me levanto y doy un paso al frente, ahora mi vida sólo depende de mi mente, que al contrario que mi corazón, me chilla: 

  "Quédate".  

  Siento como los segundos se convierten en horas, y sólo deseo acabar. Decir adiós. Continúo avanzando y me siento en el borde de las vías. Creo que definitivamente ha llegado el final. 

  Levanto los brazos, deseando que me salgan alas para poder volar y finalmente digo adiós. 

 Digo adiós a las tristezas, a las heridas, a los recuerdos que permanecen sin querer irse, a todas aquellas personas que se desviaron de mi camino cuando caminaban conmigo, digo adiós a los pensamientos que no me dejan dormir y a las cicatrices que tengo como marcas de guerra: una guerra contra mí misma, aunque ellas siempre van a vivir conmigo. Le digo adiós a mi yo de antes y me levanto. Me levanto para subirme en ese vagón, en ese tren y buscar un destino, un viaje únicamente de ida, sin vuelta.

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