Otro nudo y el último plato

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  Se va, sin ni siquiera decir adónde. Sin ni siquiera decir por qué. Dejando promesas y heridas descubiertas que al cabo del tiempo sólo saben infectarse. Se va dejando miles de recuerdos al rojo vivo y a mí por tierra, y no me queda nada, a parte de una ventana medio cerrada porque la puerta se ha estancado y no hay ni Dios que la abra. Las manecillas del reloj se han quedado paradas en la hora en la que sus ojos han pestañeado su último "Adiós" y por desgracia, no sirve de nada pedirle que vuelva, porque eran sus ojitos los que cumplían deseos y no los dientes de león. Me ha dejado como quien deja el último plato en la pila para fregar, la diferencia es que a mí no me volverá a tocar y a ese plato sí. Me ha dejado como quien se duerme a mitad de una película porque el sueño puede con él, y aquí la diferencia, vuelve a ser que a la película la verá algún día de nuevo, a mí no. Se ha ido con las palabras que un día dijo, pero no cumplió. Se ha ido con mis letras, mis versos, mis besos y todo lo que acaba en "Dolor". Se ha ido como si nunca hubiese estado aquí. Al contrario de como un día vino: poniendo mi desastre patas arriba y desatándome los nudos del corazón. Se ha ido en silencio y atado a otra. A otra, que seguramente sienta que su mundo se desvanece cuando roza sus labios, a otra, que posiblemente sea menos caos que yo, a otra, que sería capaz de quedarse cuando el mundo tiemble y sus piernas de placer también. Se ha ido atado a otra, que no esconderá secretos que duelen como alfileres, que no tendrá más inseguridades que ropa, que contará con los dedos de su mano cuántas bocas ha besado. Se ha ido atado a otra que tendrá más sonrisas que insomnios, que se querrá más de lo que yo a mí misma me quiero, se ha ido a atado a otra que antes que heridas, le dará besos y no balas como yo le daba. Pero de si algo estoy segura, y es lo único en lo que creo, es que se ha ido atado a otra que nunca le follará como yo le escribo y seguiré escribiendo. 

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