20 nudos y primaveras

20 1 0
                                    



  Un día nos despertamos y ya no somos los niños que éramos, vemos de lejos que los juguetes acabaron por preferir irse a dormir a aquel baúl que tanto abríamos, que los peluches están empezando a coger polvo de estar abandonados en las estanterías en lugar de estar en nuestros brazos, observamos que estamos rodeados de tecnologías porque detrás de esas pantallas hay alguien que nos hace sonreír a diario, nos fijamos en cuánto tiempo ha pasado desde que se nos cayó nuestro primer diente de leche y el primer trozo de corazón. Cuantos más años, más daños, dicen, y qué razón, pero qué suerte. Qué suerte porque aprendí a conocer el suelo de las veces que me pasaba viviendo en él, qué suerte porque tropecé con personas increíbles que a día de hoy todavía continúan caminando a mi lado, aunque algunas se quedaron en el camino, qué suerte porque descubrí qué es el dolor y qué es que el tiempo lo alivie, y sinceramente lo cura aunque muchos no lo crean, qué suerte, sí, joder, suerte, porque ahora, puedo girarme y ver que mi camino, aun torcido, nunca se ha parado y si estoy aquí es porque un día dije: "Hoy no" y caminé de nuevo. ¿Quién no preferiría que su única preocupación fuese no salirse de las líneas al colorear, que hubiese menos verdura que patatas fritas, que aun durmiéndose en el sofá, despertase en la cama, arropado y con el beso de buenas noches ya dado en la frente? Pero si hay algo que no vuelve, es el tiempo. Aprovechad como si fuese el último cada segundo de vuestra vida, que un día cierras los ojos teniendo quince años y al siguiente tienes veinte. No dejéis que os digan que no podéis ser lo que más deseáis, porque solo vosotros sois dueños de vuestros sueños, solo vosotros decís "Hasta aquí" o "Hasta que no pueda más". Luchad por lo que os hace sentiros vivos, por lo que realmente os da el oxígeno cada día y lo que os daría la muerte si lo perdierais. Creed en vosotros mismos más de lo que nadie lo pueda hacer en la vida, y quereros, como si fuese el primer día que pisáis una nueva ciudad, y quisierais inmortalizarla.  

Textos sadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora