27. En su propio mundo

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Mark logra ocultarse cuando su madre me habla y entonces me despido de él cuando ella se aleja. Al día siguiente, devuelta en la escuela, se acerca hasta mí, para agradecerme.

—¿Pero por qué te escondías? —pregunto en aquél pasillo, estando curiosa.

—Cuando tu madre te quiera comprar ropa, huyes, simple —Se ríe —. Mejor comprarla solo.

—Oh ¿Tiene gustos feos? —Ladeo la cabeza —Yo no sé, porque ni idea dónde es eso.

—Una tienda, no es muy difícil, pero seguro a ti te compran directo —Sonríe.

—¡Hey, Marquito! —grita Alen entrando a la escuela.

—¡¡Cállate!! —se queja ante la burla y va hacia él.

—¿Se están peleando? —Escucho a Ángel y sonrío.

Lo miro.

—Hola, parece ¿no? —exclamo sobre su pregunta —En la escuela, son todos unos agresivos —opino.

—Sí, supongo —contesta serio como se nota que es él.

—¿Estás triste?

—¿Yo? No —Levanta una ceja.

—Siempre pareces amargado —Hago puchero y luego sonrío —pero hoy me hablaste ¡Que bien! ¿Ya somos amigos?

Rueda los ojos.

—No es importante.

Frunzo el ceño.

—¿Y entonces por qué me hablaste?

—Quería saber algo —Baja la vista.

—¿Sobre qué?

—Nada, ya me lo dijiste —Se gira para irse, dejándome pensativa.

¿Qué dije?

Giro mi visto a mirar a Alen y Mark, entonces entiendo que la pregunta va dirigida a ellos, aunque ni idea por qué. Me doy vuelta para ir al aula, pero apenas me giro, me choco con alguien. Mi corazón se acelera cuando me cruzo con esos ojos marrones y sonrío.

—Byron, no sabía que habías llegado —digo tímida.

—Sí, pero ya me estaba yendo —acota estando algo distante.

Me sorprendo.

—¡Pero aún ni empezó la clase!

—Cambio de planes —Comienza a caminar, pero lo detengo agarrándolo del brazo —¿Qué? —Me mira serio y me sobresalto.

—Solo... solo quería decirte —Mis mejillas arden —que mañana es mi cumpleaños.

—Ah entonces ya estás más vieja —Sonríe aunque algo desanimado.

—¿Sucede algo? —pregunto viendo su actitud —¿Estás bien? —cuestiono preocupada.

—Nada, no estoy de humor, no importa —Se suelta de mi agarre de manera abrupta —. Nos vemos.

Que grosero, me dolió. Miro mis dedos que se rasparon, por el movimiento de su brazo. Veo como se va y esquiva a sus amigos, que siguen discutiendo, ignorándolos. Parece que está en su propio mundo ¿Qué pensará?

Inocencia AisladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora