38. Hotel

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Al salir de la sala de cine, me agarro del brazo de Byron, ya que sigo sorprendida por lo que acabo de ver.

—Así que a eso te referias con lo de "a tiros", que miedo —opino.

—¡Puf! No fue para tanto, los peores efectos especiales de mi vida, eso ni parecía sangre. Encima en la película toda la maldita hora besándose cada dos por tres esos tontos, búsquense un telo ¡Por favor!

—¿Telo? —Lo miro confundida.

—Hotel, motel, albergue transitorio ¿Entiendes?

—¿Es para dormir? —cuestiono reconociendo alguna palabra de libros que he leído.

—Depende —Se ríe.

—¿Qué es lo gracioso? —Frunzo el ceño enojándome por su reacción ante mi duda.

Su sonrisa se borra, observándome muy serio.

—Nada, nada en absoluto.

—¿Entonces por qué te estabas riendo?

Baja su vista a mis manos que están agarradas de su brazo. Lentamente se suelta y alza sus dedos hasta mi mejilla.

—¿Crees que no sé qué me estabas mirando allí en la sala del cine?

De repente me ha cambiado de tema ¿o está hablando de lo mismo? Me suena a que sí y no sé la razón.

—Bueno, pensé que... —Bajo la vista —estabas muy concentrado y... —cuando alzo mi visión, me encuentro con su rostro muy cerca del mío.

—Abril.

Hay una pausa que parece eterna, así que intento que continúe con lo que iba a decir. Su mirada está clavada en mí y hace que me paralice, pero puedo escuchar mi corazón latiendo fuerte.

—¿Q... ¿Qué?

—Te mentí —confiesa.

—¿Me metiste? —Mis mejillas arden por su cercanía.

—Sí, es que me arrepentí.

—¿De qué?

—Lo pensé mucho, dude tanto que hasta me confundí, he estado indeciso todo el día de hoy, soy un patán, una mala persona.

—No —digo en tono bajo —¿Por qué hablas así de ti?

—Porque me quise aprovechar de tu inocencia —Su mano baja hasta mi cintura, dejando de tocar mi mejilla —y mentí cuando te dije que bromeaba.

—Hablas... —Siento un leve cosquilleo de sus dedos en mi piel, ya que ahora están debajo de mi remera —¿de las cosas de adultos?

—Sinceramente pretendía llevarte a un hotel y así acabar con la atracción que siento por tu cuerpo, pero me equivoque y me salió mal.

—¿Atracción por mi cuerpo? —Intento entender y recuerdo las palabras de Alen.

"Byron se aparea con Ayla, ya que tú no le abres tus piernas".

—Abril —Reacciono cuando me llama.

Alzo mi rostro, volviendo de mis pensamientos, segundos después sus labios están contra los míos y me acerca a su cuerpo, empujándome hacia él. Siento su cercanía, la respiración se me acorta, hace calor por todos mis poros y creo que Byron tiene un problema en su entrepierna, pero omito ese pensamiento cuando se aleja de mí. Baja la vista y suspira.

—Creo que es hora de que vuelvas a tu casa.

Parece que se acabó la cita, y todavía intento entender el por qué de sus contradicciones.

Inocencia AisladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora