3. En la fiesta

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Había llegado al lugar donde transcurre la fiesta hace más de 10 minutos pero aún no logro ver a ninguno de mis amigos ni a Sam.

decido adentrarme más en la mansión que en verdad me ha dejado sin palabras; tanto lujo, decoraciones muy hermosas y sin mencionar lo grande y limpia que es, parece un palacio.

Una voz llamándome me hizo salir de mi trance y buscar de dónde proviene, al rato vislumbro a Sam con los chicos del instituto y otros dos completamente desconocidos para mí aunque el rostro de uno de ellos se me hace familiar pero no puedo lograr reconocerle.
Parecen unos años más mayores que nosotros por este motivo no entiendo que hacen acá.Se acercó todo el grupo.
- Hola Pau- saludaron todos al unísimo gritando muy fuerte por la música.
-Hola- contesté alegre, creo que me lo pasaré en grande esta noche.
- Queremos presentarte a unos grandes amigos -dijo Eric.
- Hola chicos que no conozco. Me llamo Paula y ¿vosotros? -dije
rápidamente ya que eso de las presentaciones a mí no me va. Pienso que una persona puede presentarse con su nombre, y sus datos personales pero eso no es lo importante, para mí lo importante y más esencial es conocer a las personas a fondo, valorar como son por dentro no lo que parecen ser.
Y por segunda vez en esta noche una voz muy diferente a la de la primera vez, interrumpe mis cavilaciones.
- Yo soy Alejandro Casillas y mi mejor amigo Fernando Robinson es este tonto de mi lado- dice sonriendo y señalando al chico que se encuentra a su costado.
Pues vaya pensé que Alejandro podría ser de mi familia, es decir puede ser alguno de mis primos lejanos o algo pero ya veo que no tiene el mismo apellido que yo aunque hay cierto parecido entre nosotros o es que mi cabeza me está fallando.
-Bueno chicos encantada de conoceros. Pero ¿no sois un poco más mayores que nuestro grupo?En la edad digo- pregunté curiosa.
- Sí, pero somos amigos de toda la vida- contesta Eric ensanchando su sonrisa de engreído. No sé por qué me cae tan mal pero creo que es demasiado creído.
- ¡Bien!¡Bien! Todos no conocemos, nos queremos y todo pero queremos disfrutar de la fiesta- empieza a hablar Sam sarcástica para acabar sus palabras agarrándome de la muñeca y arrastrándome con ella otra vez, creo que esto será una costumbre.

Pasamos casi toda la fiesta bailando entre bromas y risas hasta que llegó la hora de volver a casa. Eran justo las doce y si voy a volver a pie es mejor salir ahora.
Comencé a hacerme paso entre la multitud hasta llegar a ver la puerta principal de la mansión y acercarme para salir pero me detuve al sentir la vibración de mi móvil, lo saqué del bolsillo de mi short y leí el mensaje de mi padre informándome de que había mandado mi moto con el chófer para dejármela justo delante de la vivienda de los Gómez, consecuentemente busco mi moto con la mirada y al encontrarla, me dirijo a ella y me subo colocándome el casco, solo son 5 manzanas de distancia pero a mi padre no le agradaría verme conduciendo este "peligro" como él la llama a mi amor; mi moto, sin casco ya que con conducir antes de cumplir los 16 años y también sin tener el carnet es una ruptura de la ley así que mejor seguir los consejos de mi progenitor.

Al llegar a casa estaba todo en silencio, por lo que deduje que todos estaban dormidos pero me equivoqué porque al intentar subir las escaleras sigilosamente y sin encender la luz para evitar despertar a los demás, con un click alguien hizo que toda la estancia se iluminara.
- A la hora indicada- dice mi padre- me alegra que cumplas las normas.
- ¡Papá! me has pegado un susto ¡¡uff!!- dije soltando el aire que no sabía que tenía retenido- Bueno... normas cumplidas, me voy a dormir.
- Yo también te quiero hija, buenas noches- responde mi padre en tono irónico.

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Erick Gómez en Multimedia

Descubriendo mi otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora