Descubriendo mi otra vida

22.Hagamos un trato

Me choqué con Alex en la puerta del vestuario, este me detuvo y me tranquilizo para no cometer un crimen, porque si de algo estaba segura en ese momento, era de que quería ver sangre correr y no específicamente la mía, pero no decepcionaría a mi padre.

Ella no dio la cara, actúo  con sigilo y eso mismo haré yo. "La venganza se sirve fría querida Megan"Pensé.

Tras terminar las clases, regresamos a la casa y me encontré a los niños viendo Disney en el salón.
-¡Hola peques! -los abrazo- os eché mucho de menos.
-Nosotros también hermanita - contestó Adrián.
-Cierto- le apoyó  Karina. Son muy listos y tranquilos, y los aprecio mucho aunque no seamos hermanos de verdad.
-¡¿Niños?!- esa voz tan chillona me era muy familiar. Adela apareció en mi campo de visión.
-Me alegra verte-le dije con una sonrisa sincera.
-Pues yo no diría lo mismo- contestó secamente.

Alex entró a la casa junto a mi padre y para romper la tensión les dije que estaba un poco cansada y que tenía  sueño así que subí a mi habitación y me eché una siesta.

Cuando me desperté encontré una nota encima de mi mesita de noche, la cogí  y comencé a leerla en voz baja.
-Hija, voy a salir por unos asuntos de la empresa y me llevo conmigo a Alex. Si quieres salir llámale.
       Cuídate. Tu padre.

Bueno...yo no tenía  pensado salir, así que bajé  a la cocina porque si algo no puedo soportar es tener hambre, me pone nerviosa y de mal humor.
Abrí la nevera y la boca se me hizo agua al ver 3 botes de Nutella.
-¡Ay como te amo! -exclamé cogiendo un bote y abrazándolo.

La casa estaba en silencio así que con el bote aún en mis manos me dirigí a la habitación de los niños, los encontré dormidos, por lo tanto, cerré la puerta sigilosamente y bajé a comer mi Nutella.

Tras terminar, me levanté de la isla del comedor y comencé a subir las escaleras pero apenas y había llegado al salón, escuché un estruendoso ruido en la oficina de mi padre.
Volví  a bajar lo que había subido y me encaminé al despacho, abrí la puerta y lo primero que captaron mis ojos fue a Adela recogiendo los trozos de vidrio del jarrón que tanto le gustaba a mi papá y a varios documentos y papeles regados por el suelo.
-¿Qué hacer aquí Adela? -le sorprendí -Que yo sepa, papá te tiene prohibido entrar a su oficina en su ausencia.
-Bastarda entrometida- siseó- lárgate de mi vista, yo solo estaba limpiando y ordenando el despacho.
-¡Ajà! Ya me voy. Tu sabrás lo que haces- me di la vuelta y me subí a mi cuarto.

  Horas después, alguien tocaba mi puerta.
-Adelante - hablé y la figura de mi madrastra apareció cerrando la puerta detrás suyo.
-¿Qué quieres Adela? ¿Secuestrarme de nuevo? Te advierto que esta vez no te saldrás con la tuya- le dije y su cara palideció. Se acercó a mi amenazante y me preguntó.
-¿Cómo lo sabes?- se llevó las manos a la cabeza- No puede ser.
-Sí que puede ser Adela, dale las gracias a los niños porque si no fuese por ellos ya estarías pudriéndote en la cárcel. ¿A qué vienes?
-A proponerte algo -sonrió - tu madre...
-A mi madre déjala descansar  en  paz- la corté.
-¿En serio?-se carcajeó - tu madre no está muerta. ¿Que no te diste cuenta ingenua? Natalia Casillas ¿No te suena otro nombre con el mismo apellido? ¿Tal vez un guardaespaldas llamado Alejandro Casillas? - preguntó con sarcasmo y burla, y volvió a carcajearse mientras a mí todo le daba vueltas y las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos. "Lo sentí, siempre lo sentí, desde que lo conocí sentí  que ya nos conocíamos de mucho antes" Pensé.
-Tu madre no está muerta querida hijastra- susurró con sarcasmo- tu madre...¡ah! No, espera, primero hagamos un trato.
-¡¿Qué quieres?! - grité entredientes.
-Yo te ayudo a encontrar a tu madre y a cambio desapareces de nuestras vidas y no vuelves jamás.

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¿Qué  hará Pau ante semejante lio? ¿Aceptará  el trato sin más  o será  más  inteligente que Adela?
¿Quién será su madre en realdad? ¿La mujer que siempre imaginó o será  todo lo contrario?