8.¿Pau? Creo que tenemos compañía

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Estaba pensando en mi papá, "mis hermanos" y mi vida pero de repente recordé algo muy importante... la navaja que me había regalado una mujer desconocida en mi cumpleaños n° 12... yo apreciaba mucho esa navaja y siempre la llevaba conmigo.

-¡Hey! Isabella ¿puedes acercar tu silla un poco? -le pregunté.
-¿ Para?- Dijo frunciendo las cejas-¿ que te está pasando por la cabeza?

- Tú solo acércate- Isa aproximó la silla hasta quedar lo suficientemente cerca como para sacar mi navaja.

- Mete tu mano en mi sujetador y saca el objeto metálico que hay entre los pechos.

- ¿te has vuelto loca? Yo no pienso meter mi mano ahí- mediochilló

- Mira guapa o metes tu querida mano en mi sujetador y sacas la navaja para sacarnos de aquí o no lo haces y aquí nos  quedaremos.

- Vale ,pero mi mano está atada a la silla.

- Entonces no hay otra salida a menos que... yo haga la llave que me enseñó mi padre hace tiempo.

-¿De qué llave hablas?-preguntó curiosa.

Me di la vuelta con la silla amarrada a mi y quedé con la cabeza en el suelo mientras sacudía mi cuerpo. Paré de moverme al escuchar ese sonido que buscaba; el sonido de la navaja caerse al suelo.

-Ahora tírate al suelo, coge la navaja y corta las cuerdas para desamarrarte. Cuando termines de liberarte lo repites conmigo.

- Muy bien lista- dijo Isa sonriendo.

Estábamos intentando abrir esa puerta que teníamos delante y que era nuestra única salida.

-Paula creo que no tenemos  escapatoria-dijo Isabella sentandose rendida en el suelo.

La observé y una chispa de esperanza apareció; ella tenía una pinza metálica en su pelo y yo recuerdo muy bien que a los 12 años me había encerrado en el baño de la casa de la tía Nuria y mi padre me preguntó si tenía una pinza metálica en mi cabello, entonces me dijo que la introdujera en el lugar de la llave y que la girara, Lo hice siguiendo sus indicaciones y terminé abriendo la puerta.

-Isa, déjame la pinza que  llevas en el pelo.

- Toma a ver qué tramas ahora- gruñó.

Me acerqué de nuevo a la puerta alargando mi mano y introduciendo la pinza en la cerradura, segundos después giré mirando a Isabella con una amplia sonrisa en mi rostro.

-¿Piensas salir por esta puerta o vivir el resto de tu vida aquí?- le pregunté haciendo que levantara su cabeza y me mirara.

-No me tomes el pelo Paula, en serio esto no es nada gracioso-dijo amargamente.

-¡ Ay mi hija! Me temo que necesitas lentes- dije para seguidamente empujar la puerta abriendola por completa.

-¡Lograste abrirla! -gritó Isa corriendo en mi dirección para abrazarme.

Salimos sin hacer ruido pero nos detuvimos en medio de varios pilares.

- Tenemos que usar la puerta trasera para salir sin que nos vean- propuso de Isabella.

- De acuerdo. Según varios planos que un día estudié te digo que la puerta trasera está en la zona menos iluminada de la estancia- comenté para ir en dirección contraria a la luz con Isa siguiendome.
cuando lo único que nos separaba de la puerta eran aproximadamente unos 15 metros, escuchamos pasos acercarse.

- ¿Pau?creo que tenemos compañía- me dijo ella con cierta inseguridad en su voz.

- Pues vamos a divertirnos- solté con una sonrisa malévola - vamos escondernos detrás de los pilares y esperaremos hasta que estén muy cerca entonces yo contaré con mis dedos hasta 3, esa será la señal para atacar. Tú solo sigue mis pasos y todo saldrá bien.

Estábamos detrás de los enormes y casi destruidos pilares esperando a los malnacidos que nos trajeron aquí reteniéndonos en contra de nuestra voluntad. Ellos secuestraron a dos chicas menores de edad y su comportamiento machista tendrá consecuencias y adivinen qué consecuencias ¿A que no lo sabéis?hmm...¡Pues se llevarán la paliza de su vida!

Los pasos cada vez se escuchaban más cerca hasta que se hicieron más fuertes dejando a la vista a dos hombres musculosos con trajes oscuros. Dí la señal y al instante atacamos sin darles tiempo a reaccionar, lo primero que hice fue proporcionarle un fuerte golpe en la mandíbula a mi contricante causando que éste llevase sus manos al lugar adolorido dejándome ver la pistola que tenía en su cintura. Le quité el arma tirándola lejos y le pegué en la costilla izquierda provocando el sonido de los huesos romperse pero de nada sirvió, ya que él se recompuso rápidamente dándome un fuerte puñetazo en mi estómago.

Mientras luchaba contra él me desconcentré desviando la mirada hacia Isabella y notando lo sudada que estaba.

-¡Isa! Si te estás cansando dale dónde más le duel....-no pudé terminar mi oración gracias al golpe que me proporcionó mi contricante. Reaccioné al instante dándole un rodillazo en sus partes provocando que se cayera de rodillas y para finalizar nuestra lucha subí mi pierna alejándola de la otra y estampándola contra la cabeza del secuestrador dejándole inconsciente. Sonreí al ver como Isabella repetía mi acción.

La puerta trasera no estaba cerrada con llave lo que nos facilitó la salida pero al percatarnos de nuestra situación geográfica nos paramos en seco, iba a hablar pero Isabella se me adelantó.

-Estamos en las afueras de la ciudad- explicó- en medio de la nada. ¿Qué haremos ahora?- dijo con la voz quebrada.

Mientras miraba y analizaba mi alrededor, mis ojos se toparon con un coche, creo que pertenece a los hombres que yacían en el suelo dentro de la fábrica.

-¡Mira Isa! Es un coche - Grité eufórica- Sube rápido antes de que esos cabrones se despierten.

Nos metimos al auto pero para nuestra buena suerte no había llave para encenderlo. (Nótese el sarcasmo)

-¡Ha! ¡Qué bien! Vamos a arrancar volando ¿No?- me volvió a gritar Isabella

-¿No puedes ser menos negativa? Por dios, llevas todo el rato quejándote- exploté ya que no podía más con sus negativos pensamientos.

-¿Pero tú te crees el mago Merlín? ¿Crees que con tú magia vas a prender este carro?- escupió para luego reírse sin gracia.

-Ahora verás cómo el mago Merlín arrancará este coche-le contesté, comencé a cortar algunos cables de diferentes colores que habían justo debajo del volante, uniendo cada uno con el correspondiente y poniendo en marcha el auto.

-¡¿Cómo has hecho eso?! - preguntó mi compañera con los ojos abiertos como platos.

-Por algo soy el mago Merlín- respondí con una sonrisa de orgullo en mis labios.

Salimos disparadas de ahí como alma que lleva el diablo. Entramos a nuestro barrio y apagué el motor del vehículo cerca del parque.

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¿Quién está detrás del secuestro?

Descubriendo mi otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora