No supe qué hacer hasta que corrí y abracé a la mujer.
-Gracias, en serio...gracias a ti estoy aquí ahora, sana y salva- dije sonriendo.
-¿Por qué me das las gracias preciosa?- preguntó ella al recuperarse de la sorpresa.
-Porque gracias a la navaja que me regalaste en mi decimosegundo cumpleaños, en el super, me salvé. ¿Te acuerdas?- expliqué.
-Claro que me acuerdo, no sabía que la has conservado hasta ahora. Sobre lo de salvarte ¿hablas del secuestro, verdad?- cuestionó.
-Sí -contesté con una mueca -la navaja la conservé porque cuando la tengo conmigo me siento protegida- terminé de hablar.
Una tos falsa nos hizo mirar a mi padre.
-Siento interrumpir vuestra entretenida conversación pero tengo que presentarle a MI hija su guardaespaldas- habló mi padre - Pau, él es Alejandro y de hoy en adelante será tu guardaespaldas y te acompañará a donde vayas.-¿Él, mi guardaespaldas?- pregunté con los ojos bien abiertos.
-Sí y no quiero protestas- terminó de decir y se fue con Adela pisándole los talones.
-Bueno yo me voy - dijo la mujer.
-Espera, quiero preguntarte muchas cosas- dije.
-Claro, dime- me contestó nerviosa.
-¿Cómo te llamas?- pregunté tras sentarnos en el sofá- ¿Por qué me regalaste la navaja? Y ¿Qué haces aquí en casa? Además ¿Cómo viniste desde Madrid hasta acá? Es decir, ¿Cómo nos volvimos a encontrar? Y ¿Cómo te enteraste de mi secuestro? -disparé todas las preguntas que rondaban en mi mente.
-Soy Talia- Contestó- Te regalé la navaja porque tienes la misma edad que mi hija y te llamas como ella. Soy directora de una empresa de seguridad privada por eso estoy aquí. Nuestro encuentro en Madrid fue una coincidencia porque estuve ahí en viaje de negocios y a menudo estoy aquí en México. Me enteré de tu secuestro en comisaría , tengo ahí amigos policías y también me lo dijo tu padre al contactar con mi empresa .- terminó de contestar.
-¿Y dónde está tu hija? - le pregunté.
-Está aquí en México pero no puedo acercarme mucho a ella ni decirle que soy su madre porque hay gente que quiere dañarme y si se entera de que ella es mi hija le hará daño solo para verme sufrir- comentó con lágrimas en los ojos- Me tengo que ir. Adiós, Pau- dijo levantándose del sofá y yéndose tras coger su bolso.
Después de que Talia se fuera, subí a mi habitación, cogí una novela y me quedé leyendo hasta media noche.
En la planta baja reinaba un silencio espeluznante lo que significa que todos están dormidos.
Dejé el libro encima del escritorio y decidí bajar a por un vaso de agua.Al pasar por el salón escuché el sonido de un móvil pero no le presté atención y seguí mi camino hacia la cocina.
Después de beber toda una botella de agua, cerré la nevera y cuando cruzaba el salón por segunda vez para llegar a las escaleras, volví a escuchar el mismo pitido de antes.
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Descubriendo mi otra vida
RandomMe llamo Paula Mendoza, tengo 15 años y con solo esta edad fui descubriendo poco a poco mi otra vida. Vivía con mis padres o eso creía yo hasta descubrir toda la verdad, desde ese día todo cambió, mi vida dio un giro de 180 grados, transformándome...