10.Si os importase me habríais buscado

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Llegué a mi hogar, entré sin hacer ruido alguno y subí directamente a mi cuarto.

Lo primero que hice fue darme una ducha con agua fría para despejar mi mente, seguido me puse un pantalón negro, una camisa de rayas blancas y azules, y por último de mis tenis.
Cogí mi móvil que seguía encima de mi mesita de noche, desde aquella madrugada.

Bajé a la cocina para comer algo ya que mi estómago comenzó a rugir de hambre, después de terminar mi sándwich y mi coca cola, vi la hora en el celular y eran las 18:00. "¿Tanto tiempo he estado fuera de casa?" pensé.

Estaba viendo la televisión hasta que escuché la puerta principal abrirse, me levanté sigilosamente del sofá y me dirigí al pasillo para tener una buena vista de la puerta de entrada. Al instante vi a mi padre y mi madrastra entrar.

-¿ Dónde estará? Ni siquiera se llevó el móvil con ella- decía mi padre.

-Seguramente se la está pasando bien con alguno de sus amiguitos- le contestó Adela.

-Adela no digas eso...mi hija no es ninguna maleducada como insinúas -le replicó mi padre.

- Yo no insinúo nada, además, tú mismo has visto el mensaje en su teléfono... seguro está con ese tal Sexy Alex - volvió a decir lo que hizo que mi sangre hirviera.

-Me alegro de volver a veros queridos padres- interrumpí su cínica discusión.

- Pau... hija ¿cómo estás? ¿dónde estuviste? Y ¿qué te pasó en la cara?- preguntó mi padre preocupado.

- Estoy bien - contesté secamente.

-¿ Has visto lo que te decía, Patricio? Seguramente estuvo en esas peleas ilegales, mira, su cara lo explica todo- se entrometió la malpensada que tengo de madrastra.

- Con todo el respeto del mundo señora Adela, te pido que mantengas tu pico cerrado que no quiero estar obligada a rompértelo ¿ok?- escupí con odio- Y papá no estuve en ninguna pelea ilegal ni en la cama de nadie como lleva insinuando tu mujer desde que entrasteis... estuve secuestrada y fíjate que hay gente que le importo que intentó salvarme pero desgraciadamente acabó secuestrada como yo. Hablo de Isabella Gómez- terminé de explicar.

-¿ Pero cómo sucedió?- vuelve a preguntar mi padre- los Gómez no nos dijeron nada aunque somos viejos amigos.

-Pues llámales y que os lo cuenten todo que yo voy a mi cuarto. Ah...Y no os hagéis los peocupados, si os importase me habríeis buscado- contesté con voz fría y me fui a mi habitación.

Descubriendo mi otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora