6.De compras en grupo

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Pasó una semana desde la última vez que vi ese vehículo vigilarme y hoy es domingo, no tengo planes, además, no conozco mucho la ciudad.

Un mensaje en la pantalla de mi celular me hizo alargar mi mano a la mesita de noche y cogerlo.

No tengo planes para hoy. Y me vendría bien comprar algo de ropa.

Contesté el mensaje de Erick, todos los miembros de nuestro grupo confirmaron la salida y adivinen ¿Qué? Pues...estamos en el centro comercial.

Compré varias piezas de ropa y pagué con la tarjeta de mi padre. Pero Alejandro y James aún no se han decidido por nada, así que Sam y los chicos se fueron a ayudar a James mientras yo le presto de mi ayuda a Alejandro.

Después de entrar y salir de los probadores unas 15 veces, al fin escogió una chaqueta de cuero negro, un pantalón negro rallado y una camiseta blanca.
-Oye Alejandro ¿Te puedo llamar Alex?- le pregunté.
-Claro, así me llaman las personas más cercanas a mí. Tienes que sentirte previligiada- dijo con egocentrismo.
-Lo que tú digas- contesté con voz adormilada.
-Pareces un zombi, en serio- dijo Alex riéndose a carcajadas- debes descansar.
-No hacía falta echármelo en cara- escupí sin una pizca de gracia.
-Okey- contestó- no te enfades conmigo, te lo dije por tu bien.
-Me lo creo- nótese el sarcasmo.

Luego de pagar todo lo que habíamos comprado cada uno, nos dirigimos a la salida del centro comercial pero esa sensación de que alguién me está observando ha vuelto a atacar mis sentidos, y esta vez no hizo falta mirar a ningún lado para saber de dónde surge porque justo en frente a nosotros teníamos a la misma camioneta negra de hace unos días.
-Pau- habló Sam- ¿Conoces a ese hombre?- dijo señalando a la camioneta y haciendo que todos fijan su mirada en el conductor.
-No le conozco, ni quiero conocerle- solté dándole la respuesta a su pregunta.
-Pues parece que se conocen, lo digo porque no quita su mirada de tí.

Hice caso omiso a los comentarios de los chicos y me subí a mi moto yendo a mi casa.

El cansancio se me notaba mucho por lo que me tiré en mi cama y no me levanté hasta el lunes por la mañana.
Me levanté y como siempre, me alisté para ir a la escuela.

Las clases transcurrieron normal pero las tres horas después del almuerzo, tenía solo una asignatura: Música.

El profesor nos pidió escribir una canción, inventarle un ritmo y practicarla muy bien para la próxima clase que tenemos con él.

En la escuela no me salía ninguna canción por lo que lo dejé como trabajo para casa.

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Alejandro Casillas en multimedia

Descubriendo mi otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora