18. ¡¡Sorpresa!!

16 8 0
                                    

Después de esa pelea en la cafetería, tuve que ir a dirección.
La directora me echó la bronca pero dijo que no iba a llamar a mi padre.

Las últimas clases las pasé con un poco de aburrimiento. Sonó la alarma del fin de clases y todos abandonamos el instituto, al subir al coche con Alex, este comenzó a conducir.

-Tu padre me dijo que debo llevarte al centro comercial.
-¿En serio? Yo no le pedí nada, además no tengo que comprar nada. - contesté extrañada.
-Puedes ver una peli en el cine o algo- cuando dijo eso se me vino a la cabeza una idea súper genial; iré a la librería del centro.

Al cruzar la entrada del centro comercial, inicié mi camino hacia mi maravilloso y mágico mundo de la literatura. Sí, amo leer es como sangre que corre por mis venas.
-¿Qué vas a hacer en una librería? Las chicas de tu edad cuando entran a un centro comercial se compran toda la ropa que va a la moda y el maquillaje que puedan ¿y tú me traes a una librería? - me preguntó extrañado, mirándome como si quisiera leer mis pensamientos.
-¿Quieres comparar ropa y maquillaje? ¿A caso eres marica?
-Mi hombría se siente ofendida por tu comentario, y no soy marica, más bien, tú eres marimacho.
-Yo soy como soy pero lo importante es lo que quiero ser -le contesté seriamente - ¿Ahora me acompañas a la librería o qué?
-Vale, como diga la señorita...malcriada- refunfuñó la última palabra pero la escuché.
-Te escuché Alex - le contesté caminando dándole la espalda.
-Esa es la idea- dijo sonriendo. Lo vi reflejado en el cristal de la puerta de la librería.
Entré con Alex pisándome los talones, saludé a la dependienta que le estaba comiendo con la mirada a mi guardaespaldas. Vi como Alex le guiñó el ojo y ella amplió su sonrisa, así que me acordé de algo: "Él me hizo pasar vergüenza en clase y tengo una venganza pendiente con él. Ahora es el momento de ajustar cuentas." Pensé y sonreí de manera maléfica. Puse el teléfono en mi oreja y me alejé de ellos unos segundos, después me acerqué corriendo y grité quitándome el celular de la oreja.
-¡Hermano, me acaban de llamar de la casa, tu mujer ha roto fuente y está camino al hospital! No querrás perderte el nacimiento de tu hijo ¿Verdad? - le dije guiñéndole el ojo - así que compramos rápido y nos vamos- terminé de hablar, lo cogí del brazo  y lo arrastré conmigo a las estanterías de libros que había al fondo de la librería.
-¡¿Qué carajos has hecho?! - me gritó deteniéndome - esa chica era un buen partido - dijo enojado.
-¿Qué le dijo el ganso a la gansa? ¡Venganza! Es cristal clear amigo- respondí sonriente.
-¡Ya!, cierra la pinche boca- le di la espalda dejándole hablando solo y comencé a escoger los libros que más me llamaban la atención.
-¿Te vas a llevar todo esto? - me preguntó Alex con los ojos bien abiertos.
-Sí, ¿Algún problema?- solamente cogí alrededor de 25 libros, no es para tanto.
-Yo no tengo ningún problema, pero pobre de tu padre que si cada 3 meses haces una compra como esta lo vas a dejar en la quiebra.
-Querido, es la ventaja de tener un riche pére - No sé qué me pasa hoy con los idiomas.
-¿Estos libros te los lees o los devoras?- preguntó.
-Los devoro...no en el sentido literal- me apresuré a decir ya que lo vi fruncir sus cejas - no devorar de comer, ni que tuviese el estómago de un elefante.
- ¿Y cuántos idiomas sabes hablar?- esto me está pareciendo una entrevista.
-8 idiomas: Español, Francés, árabe, Inglés, Italiano, Alemán y Coreano, además quiero aprender Ruso.
-Tu mente sí que es más grande que un elefante - dijo sorprendido.
- No es eso, simplemente me gusta aprender muchas lenguas y culturas de otros países.
Le di la tarjeta de mi padre a la dependienta, pagamos e iniciamos nuestro trayecto a casa.

Al llegar a casa me percaté de que todas las luces estaban apagadas, no creo que se hayan dormido ya, a lo mejor salieron en familia.
Muchas cosas han cambiado ahora ya tan unida con mis hermanos como lo estaba antes. Adela hace todo lo posible para que no me tope con ellos, como si yo les fuese a hacer daño.
Duele un poco.
Miré la hora en el móvil, eran las 20:00, solté un suspiro y me encaminé hacia la puerta de entrada.
Cuando puse una mano en el picaporte, alguien me tapó los ojos con sus manos.
-Alex ¿Qué haces?- le pregunté.
-Tú solo camina, yo abro la puerta.

Al abrir la puerta, me destapó los ojos.

-¡¡Sorpresa!!- gritó un montón de personas entre las que solo pude reconocer a algunos amigos de la familia,a nana, el tío Joseph, la tía Nuria, Papá, Talia y mis amigos del instituto.

Descubriendo mi otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora