Después de que aquel ataque de ansiedad pasara, Candy Saunders dudó sobre si comentar lo ocurrido a sus padres. Después de todo había sido descuido de ella el dejar la puerta de la cocina abierta. Se fue al estudio del segundo piso y viendo a través de la cortina trató de ver al chico que había entrado pero no vio nada, así que observando cada casa de la calle se entretuvo adivinando en cuál podría vivir.
Así pasó el resto del día hasta la tarde siguiente, después de que sus padres se fueran a trabajar.
Apenas se quedó sola en la casa subió a la biblioteca en el tercer piso donde se encontraba el balcón. Asomando la nariz entre las cortinas se pasó una hora analizando, por primera vez, la calle Sunflower. Sus ojos se abrieron desmesuradamente y su corazón se agitó al ver al chico de piel morena y cabello negro rizado peinado hacia atrás salir de una de las casas y caminar por la acera.Lo vió caminar por la calle, pasar por su casa y cuando este miró en dirección a su casa ella por instinto se alejó de la ventana por unos segundos, tras unos momentos él siguió su camino y ella volvió a mirar tras la cortina viéndolo seguir su camino. Salió de la biblioteca y se metió a otra habitación cuya ventana daba detrás de la casa y lo siguió observando hasta que no pudo verlo mas.
Durante varias semanas más ella continuaba con esta nueva rutina. Asegurándose que todas las puertas y ventanas estaban bien cerradas cuando se quedaba sola, y, sin decir palabra alguna a sus padres ella obervaba desde detrás de las cortinas a aquel chico. Sabía a que hora salía y a qué hora regresaba. Justo cuando lo había descartado como una posible amenaza a su seguridad y mientras lo observaba como todos los días siguiendo su rutina se percató del momento en el algo dubitativo se metió al terreno de su casa. Su corazón volvió a acelerarse al verlo acercarse por la puerta que ella había dejado abierta la última vez pero segundos después lo vio alejarse. De nuevo y hasta que no lo pudo ver más bajó titubeante hasta la cocina, donde se encontró con una hoja en el piso cerca de la puerta.
Con temor tomó la hoja y como si se tratase de una especie de bomba la desdobló para ver el contenido. Miles de sentimientos encontrados se acumularon dentro de ella al leer que él al parecer tenía curiosidad por ella, así como ella en él.
—¿Él es real? ¿No imaginé todo aquello? —preguntó a su tigreado y gris gato quien dormía plácidamente sobre el sofá—. ¿Crees que sea mala idea enviarle un mensaje? —volvió a inquirir tomando su celular entre sus manos. Lo desbloqueó y tenía varios mensajes de sus amigos virtuales.
Si. Candy Saunders tenía contacto vía internet con el mundo exterior, solía pasársela jugando videojuegos en línea o leyendo y había hecho uno que otro "amigo" por internet, claro que aquí no sentía presión de nada, de contar todo sobre ella y podía mentir sobre quien era en realidad, por lo que estaba o sentía segura. Encerrada y apartada de todo ella sentía segura.
Las horas siguieron pasando y justo cuando notó que la hora de que el chico volviera se acercaba volvió a irse a la biblioteca a esperarlo y seguirlo con la mirada hasta que entrara a su casa. Y así pasó. Volvió a cuestionarse si debía tratar de tener comunicación con él, después de todo era el primero en mostar interés hacia ella, pues esas palabras, "que quería conocerla", él era el primero en decirle algo así. Tras pensarlo se dirigió a su habitación.
—¿Y si resulta una mala idea? —volvió a inquirir a su gato quien estaba hecho bola sobre su cama. Vacilaba dando vueltas en su habitación. Desde ahí echaba un vistazo de vez en cuando para ver algún movimiento inusual—. ¿Debería arriesgarme? —habló de nuevo a su mascota quien sólo maulló desganado como respuesta. Sus dedos se deslizaron por la pantalla de su móvil, aún dubitativa decidió guardar el número de teléfono.
Se tiró sobre la cama cuidando no aplastar a su gato y luego sostuvo su móvil tambaleando sus dedos por la pantalla. Bloqueaba y desbloqueaba la pantalla, se levantaba de la cama a mirar a través de la ventana y luego volvía a la cama, una y otra vez, así hasta que se hizo de noche.
—¿Y si he estado tanto tiempo aquí que comencé a enloquecer? ¿Y si él fue producto de mi imaginación? —esta vez habló para si, pues su gato ya se había quedado dormido.
Se fue a la aplicación de WhatsApp y abriendo el contacto de "chico extraño" dejó un mensaje. Lo primero que se le ocurrió.
"¿Eres Real?".
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Agorafobia #PGP2020 #StayHomeAwards
Teen FictionAl final de la Avenida Sunflower hay una casa abandonada y antigua que guarda no sólo muchas leyendas urbanas si no un interesante misterio. Emmanuel Alexander será el único que se aventurará a descubrirlo. Descubre que Candy Saunders vive en esa ca...