Dieciocho.

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Candy sollozaba echa bolita al pie de su cama cubierta con una mantita blanca, afelpada y mullida. Sorbía sus mocos de cuando en cuando y limpiaba sus lágrimas con las esquinas de la manta, todo, ante la mirada compasiva de Emmanuel, quien se encontraba sentado frente a ella y ya había escuchado toda la historia. Él, como todo chismoso que es ya se había paseado por el perfil de fb de ese patán y confirmó lo que la chica le dijo con el corazón roto: él le hablaba bonito a todas. Y no solo a su novia, parecía haber decenas de chicas halagadas por este sujeto y no de simple manera amigable, si no que eran evidentes sus intenciones.

-Me siento tan estúpida.

-No, no. No digas eso, solo eres una chica inocente con un corazón muy bueno. Eres buena persona, él es un idiota -trató de consolar.

-Entonces... ¿por qué yo estoy aquí deshecha y él seguirá su vida como si nada? Si soy una buena persona ¿por qué tengo que pasar por esto? -Emmanuel se quedó callado, pues ciertamente no tenía respuesta, a lo que ella se echó a llorar nuevamente.

-Hoy fui a renunciar a mi trabajo con Joe -intentó cambiar el tema. Pareció funcionar pues Candy cesó levemente el llanto y levantó la mirada hacia él limpiándose las lágrimas con la mantita-. Empecé el último semestre de mi carrera y necesitaré créditos extra para poder graduarme -ella se envolvió mas con la manta y paró el llanto por completo-. Quería comentarte... que... me... gustaría que estuvieras en mi graduación -habló tan pausadamente por el nerviosismo. No sabía qué tan bien recibidas serían sus palabras en ese momento dada la situación.

-¿Qué? -pronunció finalmente desconcertada.

-Lamento mi comportamiento de la ultima vez. Que yo sienta algo por ti no me da el derecho de exigirte que sea recíproco, actué mal al enojarme porque sintieras eso por alguien más, aunque a decir verdad estaba mas herido que molesto y mi orgullo no me permitía buscarte para disculparme -hubo un largo silencio.

-Gracias. Realmente eres lo único que tengo y no quisiera estar sola de nuevo. Aunque después de esto creo que necesitaré un tiempo antes de querer sentir algo hacia cualquier otro ser humano.

-Claro. Entiendo a la perfección eso y lo respetaré -otro largo silencio.

-Creo que deberías reconsiderar si quisieras "ese tipo de relación" conmigo. Después de todo... yo... no soy... normal -habló cabizbaja.

-¿Sabes algo? Te quiero mas de lo que puedo pensar. Un claro ejemplo es que quiero que estés cuando me gradúe y mantengo y todavía reafirmo mi posición ante eso que quiero. Quiero estar contigo mucho, mucho tiempo -en los ojos de Emmanuel podía verse la veracidad y seguridad de sus palabras. En la mente de la chica amante de los doramas esta escena la hizo sentir estar en uno.

-Bueno, estaré contigo todo el tiempo que me quieras en tu vida.

-¿Y si quisiera que estés en toda mi vida?

-No sé qué decir -respondió tras un tercer largo silencio.

-Descuida, entiendo. Perdona si fui muy intenso. -se disculpó nervioso.

-Iré a mi paso respecto a esto.

-Está bien, está bien. Lo que me importa principalmente es que estés bien.

Pasaron juntos un rato más, salieron al balcón y observaron el atardecer juntos mientras platicaban de temas triviales.

Durante las siguientes semanas Emmanuel consiguió un empleo junto a Sunny en las oficinas del Ayuntamiento de Batesville al centro de la ciudad. La paga era una ridiculez, apenas la mitad de lo que ganaba en el restaurante con Joe pero lo importante era conseguir esos créditos extra. Como consecuencia él ya casi no tenía tiempo para pasarse por la casa de Candy pero se mensajeaban todo el día, desde que ambos despertaban hasta que se iban a dormir, o al menos hasta que él se iba a dormir pues las partidas de Call of Duty no se jugaban solas. Naturalmente sacaron a fubuki una vez que el resto del equipo se enteró de lo sucedido.

Agorafobia #PGP2020 #StayHomeAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora