Vampiro por Accidente.

Capítulo 36

"Descubrimientos."

Pocos rayos de sol entraban a través de la cortina y la temperatura era realmente fría. Me envolví en la frazada mientras llevaba mis piernas hacia mi pecho.

— ¿Estás seguro de lo que oíste? —Las voces provienen de afuera.

—Ginger, ellos no hablarían de eso en juego, debes alejarla de este lugar antes de mañana. —Su voz era tan familiar, era de hombre pero aun así no era tan grave. —Fue por Michael, me informaron que lo capturaron y que entraron a su mente antes de asesinarlo. Debes hacer que ella salga de aquí.

— ¿Cómo se supone que les diga eso sin que desconfíen de mí? —Empezó a bajar su tono de voz.

—Si no lo haces tú, la sacaré yo de ahí y la llevaré devuelta a casa. —Se escucha un bufido. Me pongo de rodillas sin dejar de taparme, me aproxime para ver ahora la conversación.

—Lo haré, no va a ser fácil. —Logró ver a Ginger soplar hacía sus manos. —Ya van a volver, deberías irte. —El chico se aproxima a ella y besa su frente.

—Cuídate y cuidala a ella. —Cuando volteo para irse noté quien era, no puedo confiar en mis ojos. Era el bendito Christopher Reynolds, ¿qué demonios hace aquí? ¿Por qué Ginger sigue en contacto con ese asesino?

Me siento sobre la cama con sobre mis piernas cruzadas y frunzo el ceño. ¿Y si solo miente para sacarme de casa y así asesinarme?

De pronto veo una taza verde flotando rodeada de humo azul grisáceo frente mío. Miro hacia la puerta para ver a Coid despeinado con una chaqueta de jean y una camiseta negra, su mano tiene dirección hacia la taza.

— ¿Chocolate caliente? —Doy una media sonrisa mientras agarro la taza.

—Gracias, cielo. —Él ríe mientras se acerca a mí. — ¿A qué se debe este amable gesto?

—A que hice chocolate caliente para mí y sobro. —Sonríe inocentemente y se sienta en el suelo. —Recordé que eres humana y puedes sentir el frío por eso te lo doy a ti.

— ¿Qué hay de Rouge o Ginger? —Se pone algo nervioso.

—Sí, ehm... —mira a los lados— Ellas no están, al menos sé que Rouge no lo está.

— ¿A dónde fue?

—Cosa de brujos. —Sonrío para luego rápidamente correr fuera de la habitación, doy un sorbo a mi chocolate mirando fastidiada la puerta.

—Hola, cariño. ¿Qué has hecho sin mí? —Se sienta sobre la cama de Rouge sonriente como siempre.

—Descubrir interesantes datos. —Miro hacia ella con una sonrisa. — Parase que soy más útil sin ti. —Ella pone los ojos en blanco.

—Descubrir que Christopher se preocupa por ti no cuenta, es algo antiguo. —Levanto una ceja con molestia. — Oh vamos, si no le importarás no hubieras podido golpearlo tanto como lo hiciste, o sea, si tus emociones estaban alteradas causándote ira a mil pero ni con eso lo hubieras logrado. —Dejo de mirarla para cubrirme más. —Es un maldito vampiro y tú eres una humana, te podría haber roto como un vaso.

— ¿¡Estás bien!? —Coid tiene preocupación en su rostro.

—Sí, ¿porque?

—Tiraste la taza, la rompiste. —Miro el suelo para ver los pedazos de esta repartidos en un círculo, algunos cubiertos de chocolate. Mire a mi doble.

— ¿Ves? Fácil de romper.

— ¿Qué miras?— Coid recogió todo con una escoba y basurero, sonrío y bajo de la cama por la parte trasera.

—Voy a por café. —Sin más salí de la habitación.

Estoy descalza pero necesito alejarme de Coid, tantas preguntas y análisis de su parte me incomoda. Paro en la entrada al ver a Rouge y a Riven dándose un pequeño beso, me cruzo de brazos e intento pasar desapercibida pero no lo logré.

— ¡Rafaella! ¡Qué agradable...!

Riven interrumpe — ¡inoportuna sorpresa! —Rouge le golpe en el abdomen y él ríe poniendo sus manos detrás de su cabeza. —Lo que has visto es lo que te perdiste por ser la elegida, amiga.

— ¡Maldita sea, coyote! —Maldice cubriendo su rostro. — Es algo complicado.

—Realmente no necesito saberlo. —Sonreí para caminar hacia la cocina. — Pueden seguir con sus asuntos de "brujos". —Maldita sea Coid, no era tan difícil decir que estaba metiéndose la lengua a la garganta.

Después de unos minutos decido salir, tomo las botas que hay en la entrada y salgo, está nevando. Tengo un plan, necesito respuestas pero no planeo arriesgar mi seguridad. Si es que Chris aún se preocupa por mi vendrá solo, él me explicará todo.

Camino hasta el medio del bosque, no estoy muy segura de cómo llamarlo pero debo intentar con dos cosas. Primera, atraerlo con la mente supongo que la mordida nos une de algún modo.

Me siento y cierro los ojos visualizándolo, atrayendo su esencia. ¡Oh vamos! ¡Esto no debería fallar! ¡Es espiritismo...creo! Vale, pasemos al segundo, atraerlo con sangre. Agarro una roca y tomo aire antes de pasar la roca con fuerza en mi palma varias veces hasta que la sangre se hace presente. Dejo que caiga un poco de sangre en el suelo y luego, trato de formar las iniciales de Christopher.

Cubro mi mano cortada con la sana, miro a los lados esperando algo pero solo siento como mi sangre tibia resbala entre mis dos manos.

— ¿Es jodidamente en serio qué te expones así tras escapar de las instalaciones?—Volteo determinada.

—Tengo confianza en ti, sabía que iba a encontrarte solo así.

—Creí que dejaste tu obsesión conmigo hace mucho. —Él sonríe.

—Nunca hubo tal. —Levante la cabeza pero me quedo callada al sentir su mano en mi mejilla, la acaricia suavemente.

—Debemos irnos antes de que hallen tu olor. — Rasga su camisa y ese trozo lo envuelve en mi palma. Me levanta al estilo nupcial y desaparecemos.

Me baja en lo que parece ser un edificio. — ¿Me has traído devuelta a tus instalaciones?

—No, esto se llama hogar libre de todos. —Me mira sonriendo. — ¿A caso no lo recuerdas?

Tenía un parecido enorme al hotel de mi sueño, en el que hui porque pelee con mi familia, cuando no me aceptaron.

—No lo hago.

—Mentirosa. — Me lleva dentro, subimos al elevador hasta el piso 14. Chris sigue sosteniendo mi mano. Bajamos y me guía a la habitación, era igual a la del sueño.

—No te basto con meterte con mis emociones, ¿no?, también te metiste en mi maldito sueño.

— Solo entre un total de dos veces. —Voltee los ojos.

—Eres un fastidio.

—Si te fastidio ¿porque me buscaste?

—Eres un fastidio necesario. —Suspire. — ¿Cómo...?—Tragué mis palabras, no es bueno que sepa que sé lo de Ginger y él, no deben ser más precavidos. — ¿Cómo saben que soy la de la profecía?

—Las pruebas no fallan, el siguiente paso era convertirte para poder comprobar la verdad. —Ríe sarcástico. — Pero eso nunca iba a pasar, no con Jasy al mando.

—Él teme que tome su lugar, ¿no es así?

—Teme que seas quien entregue a la muerte su tan reclamada alma.

— ¿A qué le temes tú? ¿A la muerte?

—A ti.

— ¿A mí?

—Tú eres la única que puede lograr que traicione así a mi raza, mira lo que has hecho. — Se acerca a mí. —Si algún día Jasy se entera de que estuviste aquí, él me torturaría eternamente.

—Hagamos tú condena peor. —Atraigo su rostro al mío para besarlo. Él no tarda en responder poniendo un brazo en mi cintura y el otro en mi pierna, salto para enrollarme a su cintura. Giro un poco la cabeza haciendo el beso más profundo.

Dios, cuanto lo necesitaba.