Capítulo 38

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"Limbo."

Abro los ojos y miro mi alrededor, estoy echada en la calle pero reconocería esa entrada donde sea. Es la casa Jones, donde crecí. ¿Qué demonios hago aquí? Toco mi abdomen en busca de la herida pero no hay nada. ¿Es esto el cielo o el infierno?

Me pongo de pie y veo a una silueta encapuchada, cargaba algo como un asiento para bebés. Me acerco lentamente, su voz era delicada y medianamente aguda.

—Tranquila, cariño. No van a alcanzarte aquí, estarás a salvo aquí. — Me pongo a lado del bebé para ver su cara, la chica de la foto del diario. —Rafaella, —saca una carta y la pone en el pecho del bebé— cuando llegue el momento deberás seguir tu corazón. —Posa un beso en la frente del bebé seguido sus ojos cambian de color y no al carmesí de los vampiros, eran celestes brillantes.

Maie se para, levanta el índice y el medio para luego bajarlos rápidamente y cerrarlos en un puño. Levanta la cabeza y tras estirar su brazo un bastón metálico se extiende hasta ser casi de su tamaño.

Donde estaba parada no hay nada, ni mi yo de bebé.

¿Viaje al pasado? ¿¡Qué demonios es esto!?

—Princesa, debe entregar al bebé. Ellas saben mejor que usted, deje de estar cegada. —La voz de los hombres tenían un eco y emanaban una energía extraña, me causan escalofríos. Ella retira su capucha con una sonrisa de lado.

—El título lo deje con el rey. Sugiero que se vayan antes de que todo se ponga feo—mueve los dedos pero todo sigue visible. — para ustedes.

Sin más, los hombres corrieron hacia ella pero ella fue más rápida en derribarlos, al menos a varios de ellos. Uno se para y logra darle uno en el estómago y luego en su quijada derribándola. Los restantes se apresuraron en acorralarla. — Basta de juegos, entregala.

Con esfuerzo intenta pararse, pero uno de ellos la patea en el pecho y posa su pie ahí. — No pretendo que entiendan, — suelta un quejido, lentamente sangre brotaba por su boca y sus palabras salían entrecortadas —pero os han mentido sobre ella. No tiene caso razonar con ustedes, dicen que estoy cegada pero—toma el pie de quien la pisa—ustedes... Su lealtad los ha cegado. — De su manga sale una aguja que se incrusta en el pie del individuo, que parece ser una chica por el grito.

Del cielo cae una chica de cabello oscuro que al levantarse muestra su identidad, Clarissa. Sus ojos son aún más raros, uno es carmesí y el otro es dorado. Se abraza a sí misma y luego suelta sus brazos para soltar una onda lila que expulsa a los hombres lejos. —Espero estés en lo correcto, hermana. — Se agacha y ayuda a Maie levantarse. Clarissa comienza a removerse en su lugar, suelta un gruñido conocido, el de un lobo.

—No es posible. — Dice la chica que piso a mi madre, se levanta y mira a sus camaradas. —Huyan, retírense. — Lo grita para después correr seguida de ellos.

Por su parte, Clarissa ya era un lobo que cargaba a Maie en su lomo. La puerta suena y miro a Raquel asomar su cabeza, se acerca a mí y me carga con delicadeza. Su mirada se dirige a la carta cual abre para leerla.

— ¡Ron!—Su tono era elevado pero no grita, él rápidamente aparece. — Lee la carta.—Se la pasa con una preocupación en su rostro.

Tras leerla me mira con sus cejas juntas y suspira. — Nos han elegido para esconderla, no sabía que realmente nos consideraba dignos.

—No vamos a decirle a nadie sobre ella, —lo mira suspirando—si todo es real será un honor cumplir.

Sin decir más, entran conmigo en brazos; veo a Agust como infante. Corrió a verme en seguida y sonrío, sin saber que hacia ahí.

Vampiro por Accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora