<•> Capítulo catorce <•>

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¡Hola corazones!💕❤
¿Cómo están? 😚
¡Espero que estén bien! 😄

En los comentarios del capítulo anterior, pude leer que quieren un PDV de Ivo...😳☺

Así que díganme si quieren que lo haga con más frecuencia.🙋

Sin más...
Los dejo con más bellos momentos 7w7.

¡Los amo, beshitos!😚💕

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[Ivo]

—Es un idiota...

Soportaba ese tipo de comentarios cada día desde que entré a trabajar, pero ya estaba acostumbrado. Así que sólo podía hacer lo mío sin prestarle atención a la demás.

Me fui del comedor media hora antes de que terminara el tiempo de descanso; regresé a mi puesto, y revisé unos documentos pendientes. Luego, saqué una barra de chocolate que me regaló mi hermana el día anterior. Ansioso por probarlo, abrí la envoltura con rapidez, y le di un gran mordisco.

—Eso se ve rico.

Con una voz jodida y condenadamente sexy, junto con una sonrisa hermosa y descarada; Derek Kellerman me hacía delirar cada día. Era perfecto a mi perspectiva, apesar de ser tan torpe y de siempre decir cualquier cosa sin titubear.

Dirigí mi vista al frente. «Es una jirafa», esa fue la primera impresión que tuve cuando lo vi de frente por primera vez. ¿Qué podía medir? ¿1.90, tal vez? No lo sabía, pero siempre tenía que torcer mi cuello para verlo a la cara.

—Ah, lo i-ientoo... —dije avergonzado. Conversar con él, me apenaba, me ponía los pelos de punta.

—Siento. Anda, dilo... Si-en-to.

Mi lengua se trababa, no me dejaba decirlo de forma rápida, sumándose al descontrol de mis pensamientos por tenerlo cerca.

—Si-siento —su sonrisa se ensanchó.

—Contigo no se puede... —por un instante, sus palabras me asustaron, creí que estaba fastidiado por mi manera de hablar— Siempre haces trabajo de más, Lane —cogió una de las de las sillas que estaban cerca y la acomodó al revés, para poner sus brazos en el respaldar. Se sentó a mi lado.

—E-es que es mego-mejor, es mejor — era el responsable de que me equivocara tan seguido.

Guapo. Esa palabra lo describía a la perfección. Sus ojos verde claro, eran preciosos. Además, su barba levemente marcada lo hacía lucir demasiado masculino. Siempre vestía elegante y usaba corbatas de distintos estilos a diaro; un día verde, otro, azul con rayas grises...

Él, tenía la capacidad increíble de hacerme experimentar muchos sentimientos a la vez. Me hacía olvidar mi más reciente decepción amorosa. Me hacía reír, aunque hasta hacía poco, lo expresé en frente suyo. Me hacía sentir apenado, pero a la vez... feliz.

Él era quien alegraba mi día sólo con sonreír.

Observé como miraba con detenimiento el chocolate que aún tenía entre mis manos. Era bastante confianzudo conmigo, así que pensé: «¿por qué yo no?»

Perfecta ImperFecciÓnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora