Perfecta ImperFecciÓn

<•> Capítulo treinta y siete <•>

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❤Capítulo dedicado a:

💕 CamilaDelaRosa5

💕 Rimel_WuertA

💕 Demons0211

💕 Theressa2877

💕 SamantaPalomino

💕 lisbethapeguero

Si quieres una dedicatoria, házmelo saber, que no te dé pena.😶❤
¡Besoooos!😙

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[Ivo]

En ese preciso momento el rostro de Derek Kellerman podía ser el más gracioso de todos. Tenía los ojos bien abiertos, se mordía las muelas y torcía los labios. Debía darle una lección adicional por haberse comportado tan a la ofensiva por escuchar las conversaciones acerca de su dichosa esposita...

—Vaya... Que coincidencia.

—Sip. —respondí sonriente.

Estaba echándole más leña al fuego, pues me encantaba verlo malditamente celoso y en ese momento lo estaba.

—¿Puedo saber por qué terminaron? Porque al parecer quedaron en buenos términos

—Me fui a estudiar a otro país —le contestó rápidamente—. La relación a distancia fue difícil de mantener y lo dejamos —Andrew me abrazó, enrollando su brazo en mi cintura—. Para cuando regresé, Ivo ya estaba con Jörg, pero aún así decidimos ser amigos.

Unos lindos recuerdos llegaron a mi mente para establecerse ahí después de años. Ambos nos queríamos y él me aceptaba cómo era, cosa que Jörg no podía. Mi trastorno no le molestaba, había sido mi primer novio, por eso le guardaba bastante cariño y manteníamos una bonita amistad

—Ya veo... —me miró de una manera muy penetrante—. Entremos, Andrew.

—¡Cariñoooo! —Romy se acercó a mí corriendo fácilmente con esos enormes tacones una vez ambos se fueron—. No puedo creer que se te juntaran los amores. Estaba celoso, se le notaba.

—Sí —me encogí de hombros.

—¿No le vas a levantar el castigo? —negué riendo—. Que malo, ¡ja, ja, ja! Pero él se lo tiene bien merecido. Ahora, déjalo que te ruegue.

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A los veinte minutos, el joven de cabello negro y ojos grises, salió de la oficina de mi querida jirafa, con él atrás. Acto seguido, se dirigió a mí y al frente de los ojos de Derek, me abrazó y regaló un beso grande y sonoro en la mejilla. Obviamente respondí al abrazo y para quitarme de encima la mirada fúrica de Kellerman, cerré los ojos y sonreí.

—Me encantó verte, Ivo. ¿Te parece si un día quedamos y vamos por un café?

Miré a Derek, quien ahora, tenía las cejas levantadas, esperando impaciente mi respuesta.