El timbre sonó en toda la clase, y los chicos y chicas se levantaron causando un estruendo con las sillas y las voces.
El chico que tenía a mi lado, no dejaba de mirarme, y aquello me provocaba más renvios de los que ya sentía.
-Oye -dijo a mi lado
Lo miré de reojo y seguí guardando las cosas en la mochila.
-Hey -volvió a hablar.
Me giré hacia él algo cabreada. No lo conocía, pero si llegabas y me veías hablando con él, nada bueno podía pasar.
-¿Estás bien? Es que pareces algo agobiada. Siento si te molesto, tan solo...
Negué con la cabeza para que no pudiera seguir hablando.
-Estoy bien, gracias.
Apareciste por la puerta buscándome con la mirada. Todos miraron con curiosidad, pero segundos después siguieron hablando como antes. Enseguida comencé a cerrar la mochila.
-Pero el morado de tu mejilla no dice lo mismo. Quiero ayudarte, de veras.
Una vez frente a mi, sonreí nerviosa.
-Hola.
Ni siquiera me saludaste. Tú mirada pasó de mi a él chico de al lado.
-¿Porqué estabas hablando con ella? -gruñiste.
Abrí la boca para hablar, pero no me dio tiempo.
-Por nada, tío -dijo el chico- le preguntaba si se encontraba bien.
-Claro que se encuentra bien. No vuelvas a preguntarle nada, porque no te hace falta.
Me agarraste del brazo y me sacaste de clase a rastras.
Me giré para ver al chico, y me di cuenta de que era el mismo al que Aiden había pegado tiempo atrás, cuando me tropecé con él en las escaleras y me ayudó a recoger los libros que cayeron por el impacto.
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Aiden
Short StoryEra un chico malo, tan malo que no ocultaba nada bueno dentro de él. Ella era una chica que no temía a nada ni a nadie, hasta que llegó Aiden... Antes de leer: ¡Esto no es amor!