Estaba a punto de dormirme en tu sofá, pero la llave haciendo abrirse la puerta me hizo sobresaltarme.
Unos pasos torpes caminaron por el salón. Tus pasos torpes, más bien.
Me levanté con la boca entreabierta de verte en tal estado. Te balanceavas de un lado a otro, y murmurabas cosas que no entendía.
Fijaste tú mirada en mi, y te quedaste quieto unos segundos.
-¿Estás borracho? -pregunté, aunque era evidente.
-¿Qué haces aquí? -preguntaste sin responderme.
-Me has estado llamando y me he preocupado.
Me miraste de reojo y caminaste hacia delante. Olías mucho a alcohol y otras substancias, pero no dije nada.
-Si, te he estado llamando y no lo cogías- dijiste arrastrando las palabras.
-No lo vi - susurré.
Te giraste hacia mí y te acercaste poco a poco. La respiración se me iba a cada paso que dabas.
-¿En qué maldito momento he echado a perder lo nuestro?
Tus ojos estaban sumergidos en los míos, y podría perderme en ellos.
Junté nuestros labios, y no me odié por eso. Era lo que quería en ese momento.
Pusiste tus manos en mi cabello, y esta vez de manera suave y cariñosa.Entonces el sabor a alcohol llegó a mis labios.
Me separé.
-¿Qué pasa? -preguntaste asustado.
-No volvamos a hacer eso.
Apartaste la mirada y entonces vi lágrimas agruparse en tus ojos.
No sabía que decir, no había nada que pudiera hacer.
-Me encuentro muy mal, nena -dijiste con voz adormilada.
A pesar de que te acababa de decir que no podíamos besarnos, me llamaste nena, y no me disgustó, aunque me trajo recuerdos de cuando éramos felices.
Te conduje al lavabo, y ahí me quedé junto a ti, mientras lo soltabas todo.
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Aiden
Short StoryEra un chico malo, tan malo que no ocultaba nada bueno dentro de él. Ella era una chica que no temía a nada ni a nadie, hasta que llegó Aiden... Antes de leer: ¡Esto no es amor!