treinta y tres

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Te miré esperando k te marcharas, pero seguías de pie frente a mí, mirándome fríamente.

-Siento lo de hoy -susurraste.

Negué. No sentías nada. Al menos eso era lo que me hacías entender.

-¿No crees que lo sienta? -preguntaste, y me atrevía a decir que me mirabas con dolor.

Esta vez no dije nada. ¿Realmente no me querías?

Entonces me atreví a preguntar:

-¿Me quieres?

Asentiste con los ojos brillantes.

-Claro, joder. Soy un idiota, lo sé, pero de verdad te quiero.

Tras unos segundos en silencio, analicé lo que acababas de decirme. Decías quererme, pero me demostrabas lo contrario.

-Creo que es mejor que te marches.

Tus facciones se volvieron duras de nuevo, pero sin decir palabra, te giraste y con cuidado bajaste por la ventana.

Esa noche tampoco dormí.

AidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora