treinta y ocho

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Salí tan rápido como pude, y tenía tu mirada de tristeza clavada en el pecho. No podía explicar la sensación que sentía, pero me consumía por dentro. 

Tus ojos estaban llorosos, e incluso en esos momentos sentía pena. Pero, ¿Cuántas veces habías visto tú llorar los míos y no tuviste compasión alguna? Miles de veces. Miles de veces que supliqué un poco de empatía, de amor y lógica. Nunca la obtuve. Nada más me diste problemas y tu desprecio. 

Llegué a casa, fui a mi cuarto, y me encerré a sabiendas de que estaba sola. 

Me llegó un mensaje y lo abrí al momento. 

Buenas, hoy celebro una fiesta en mi casa, y principalmente están invitados aquellos que vayan a nuestro instituto, aunque si quieres venir con alguien que no sea estudiante claro que está invitado. Será una gran fiesta y sé que nunca hablamos pero es cuestión de que todos lo pasemos bien. 

Carlotta Cooper. 

Carlotta Cooper va a mi clase de biologia, y aunque no tenemos apenas relación, me parece una chica agradable. 

Al ver la dirección, me doy cuenta de que su casa está a unos veinte minutos caminando, y me planteo el ir. 

Muerdo mis uñas mientras releo el mensaje "es cuestión de que todos lo pasemos bien". Yo quiero pasarlo bien, pero tengo la mente tan ocupada en mis preocupaciones que no se si sería capaz de hacerlo. 

Con mis preocupaciones me refiero a ti, Aiden. A quererte y todo lo que eso conlleva. Ladeo la cabeza y cierro los ojos, inspirando. Dejo de morderme las uñas, uno de mis malos hábitos,  y dejo mi mano reposar en mi cuello, esperando alguna respuesta salida de la nada. 

Claramente, la respuesta no llega, pero sin volver a permitirme pensar dejo el móvil sobre la cama y me dirijo a la ducha. 


AidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora