treinta y siete

1.1K 86 24
                                    

Abrí mis ojos aún algo dormida, por lo que pasé mis manos sobre estos. Te vi durmiendo, y tu mano seguía rodeando mi cintura. 

No sabía que sentía en aquel instante. Sabía que te quería, claro que te quería. Alguien no puede querer y dejar de hacerlo del día a la mañana. 

¿Acaso tú me quisiste alguna vez? 

-¿En que piensas? -escuché tu voz ronca.  

Me giré sobresaltada. Me mirabas con atención, como queriendo saber todos mis pensamientos. Menos mal que no podías...

-Me tengo que ir... -dije levantándome de la cama.

Tu mano pasó de mi cintura a mi brazo, y se detuvo ahí, sin dejarme dar un paso. 

-¿Porqué tienes tanta prisa? -preguntaste algo molesto- Dime, ¿he echo algo para que quieras irte?

Al ver tu rostro confuso y tu tono de voz algo molesto, temí que volviésemos a lo de siempre. No salíamos, pero sabía que eras capaz de enfadarte y seguir en un bucle infinito. 

-No, es solo que... - pensé cualquier cosa- mi madre me estará esperando

-¿Tu madre? -preguntaste- tu madre trabaja hoy por la mañana. No hace tanto tiempo que hemos dejado de salir y recuerdo las cosas perfectamente. 

Mierda, cierto. 

-¿Porqué de repente quieres irte? -te levantaste y quedaste frente a mí- ¿Solo te quedaste ayer porque estaba borracho y haciendo el patético, verdad?

Escuché tu voz dolida, y yo no supe que decir. 

Te pasaste la mano por el pelo y me soltaste. 

-Entiendo que no me quieras ver más, no somos nada. Lo siento. 




AidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora