Abrí mis ojos aún algo dormida, por lo que pasé mis manos sobre estos. Te vi durmiendo, y tu mano seguía rodeando mi cintura.
No sabía que sentía en aquel instante. Sabía que te quería, claro que te quería. Alguien no puede querer y dejar de hacerlo del día a la mañana.
¿Acaso tú me quisiste alguna vez?
-¿En que piensas? -escuché tu voz ronca.
Me giré sobresaltada. Me mirabas con atención, como queriendo saber todos mis pensamientos. Menos mal que no podías...
-Me tengo que ir... -dije levantándome de la cama.
Tu mano pasó de mi cintura a mi brazo, y se detuvo ahí, sin dejarme dar un paso.
-¿Porqué tienes tanta prisa? -preguntaste algo molesto- Dime, ¿he echo algo para que quieras irte?
Al ver tu rostro confuso y tu tono de voz algo molesto, temí que volviésemos a lo de siempre. No salíamos, pero sabía que eras capaz de enfadarte y seguir en un bucle infinito.
-No, es solo que... - pensé cualquier cosa- mi madre me estará esperando
-¿Tu madre? -preguntaste- tu madre trabaja hoy por la mañana. No hace tanto tiempo que hemos dejado de salir y recuerdo las cosas perfectamente.
Mierda, cierto.
-¿Porqué de repente quieres irte? -te levantaste y quedaste frente a mí- ¿Solo te quedaste ayer porque estaba borracho y haciendo el patético, verdad?
Escuché tu voz dolida, y yo no supe que decir.
Te pasaste la mano por el pelo y me soltaste.
-Entiendo que no me quieras ver más, no somos nada. Lo siento.
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Aiden
Short StoryEra un chico malo, tan malo que no ocultaba nada bueno dentro de él. Ella era una chica que no temía a nada ni a nadie, hasta que llegó Aiden... Antes de leer: ¡Esto no es amor!