Jam Doe Díaz es el único hijo de Marco Díaz y Jackie Lynn Thomas, sin embargo debe lidiar constantemente con el hecho de que sus padres estén separados y que su padre tenga otra familia, la cual visita cada año durante sus vacaciones. A pesar de ya...
-Bien, esta será su nueva recamara durante los siguientes siete días –Decía Jam abriendo la puerta del cuarto de huéspedes
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-Ohhh –Aurora observaba todo el lugar con los ojos brillosos -¡Es muy bonita!
-Y huele muy bien –Decía Cressie percibiendo un agradable aroma dentro de aquella habitación
-Deben ser las velas aromáticas. A mamá le gusta colocarlas en toda la casa –Explicó Jam –De milagro no las ha puesto en mi habitación también
-Deberías dejar que coloque algunas, dan una agradable sensación de paz y tranquilidad en el hogar. Al menos eso es lo que dice la tía Eclipsa –Cressie sonrió
-Nah, así estoy bien –El chico se encogió de hombros –Bueno, las dejaré para que desempaquen tranquilas
-¿A dónde vas? –Preguntó Aurora al ver que su hermano estaba a punto de abandonar la recamara
-A mi habitación, necesito descansar un momento ya que dentro de poco cenaremos y luego de eso me toca practicar piano
-¿Nos das permiso de ver cómo es tu habitación? –Preguntó emocionada
-No –Respondió él de forma seca
-¡Por fis! –Insistió la chica abrazando a su hermano a modo de suplica
-¿Para qué rayos quieren ver cómo es mi habitación?
-Solo es curiosidad, nunca hemos visto la habitación de un adolescente normal
-No es la gran cosa, obvio no es como mi habitación en Mewni, es mucho más pequeña pero con más cosas. Cosas que no quiero que nadie toque –Advirtió
-Y no lo haremos, solo déjanos echar un vistazo así de chiquito –Dijo haciendo una seña con las manos
Jam pasó a mirar a su otra hermana quien no había dicho nada y simplemente se encogió de hombros con cierta timidez. Definitivamente no quería dejar entrar a nadie a su recamara, era su lugar privado al cual únicamente su madre tenía permiso de ingresar. Sin embargo tal vez podría hacer una excepción con sus dos hermanas ya que, además de no poder utilizar magia durante su estancia en la tierra, las podía tener vigiladas.
En eso, Jam sintió una mano tocar suavemente su hombro.
-No te preocupes, no tocaremos nada y nos comportaremos –Le aseguró Cressie con una sonrisa
El mayor suspiró.
-Bien, pero solo será un momento, luego las quiero fuera de allí –Dijo
El joven condujo a ambas chicas hacia su cuarto y abrió la puerta.
-Pasen –Se hizo a un lado y las dejó entrar
Ambas avanzaron unos cuantos pasos para ingresar a la recamara. Efectivamente, no era una gran habitación como la suya o la que él tenía en el castillo. Sin embargo era preciosa, aquellos colores, cuadros y posters que adornaban las paredes, así como la gran cama y el estante con todos los cuadernos y libros ordenados la hacían ver lo suficientemente acogedora e interesante.