"Tormenta"

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Cerraba con fuerza los ojos, trataba de respirar mientras se abrazaba a si mismo, queriendo ignorar los sonidos del exterior y concentrarse en cualquier otra cosa, pero era inútil, inevitablemente terminaba cayendo de nuevo en aquella trampa una y otra vez. Sus manos temblaban de una manera incontrolable, comenzaba a sudar frío y lágrimas que se sentían calientes brotaban, no importaba que tanto tratara, con cuanta fuerza lo resistiera.

No podía.

Entre aquella oscuridad nada era seguro, había cosas y al mismo tiempo dudaba, se sentía caer sin nada a que sujetarse, su corazón latía tan rápido y su respiración se volvía errática. Estaba tan asustado que le dolía, estaba tan asustado que no podía pensar en otra cosa.

A pesar de saber que debía calmarse, que tenia que respirar o las cosas podrían ponerse peor. Que nada era capaz de lastimarlo, que estaba a salvo.

Pero no se sentía a salvo.

En un intento desesperado se había cubierto con las mantas en su totalidad, abrazaba con fuerza  la almohada ajena, estaba comenzando a sentirse mareado, al aire le faltaba. De pronto estar bajo las asfixiantes cobijas no era reconfortante, hacia demasiado calor.

Se maldecía mentalmente una y otra vez por no ser lo suficientemente fuerte como para abrir los ojos, pero estaba aterrado, el oscuro cuarto se iluminaba con una luz centelleante seguida de un estruendo que le oprimía el corazón, la habitación daba vueltas y entre cada lapso de luz intermitente veía sombras, en el techo, las paredes, por la ventana, en la puerta.

Sabia que la puerta estaba cerrada, las persianas abajo, todo tenia llave.

Y aun así, estaba muriendo de miedo.

Cada sonido provocaba un grito en el desde el fondo de su garganta, acompañado de mas lágrimas y temblores involuntarios en su cuerpo. El frío y la adrenalina lo recorrían por completo. El hormigueo en sus piernas era una forma en que su cerebro le explicaba que no podía huir. Que estaba atrapado y por su cuenta.

Sentía como estaba hundiéndose, la desesperación y la ansiedad le comían vivo. Comenzó a dudar si lo que se escuchaba era el exterior o sus propios gritos. Necesitaba salir de ahí, necesitaba esconderse, tenia que apagar todo el ruido, pero no podía hacer nada, sentía que vomitaría en cualquier momento.

Se había quedado sin electricidad, sin opciones, sin ideas.

Lo sintió como un golpe, el como su cuerpo entró en desesperación por completo y de pronto todo en su mente solo eran gritos y estática permanente. La ansiedad provocó impulsos que no podía evitar, y en un intento estúpido de apagarlo todo terminó arañando sus piernas, brazos y rostro.

Nunca había sentido tanto miedo en su vida, de hecho, ahora no podía recordar ni su propio nombre, ni donde estaba, ni como llegó ahí.

La puerta principal de pronto se azotó con fuerza y Hiro soltó un grito mas fuerte y desgarrador que lastimó su garganta, estaba tirando de su cabello, provocando que cayera a mechones, tiraba de su ropa con tanta fuerza como para romperla, estaba quebrando sus uñas, pidiendo ayuda en voz alta.

Se escucharon pasos apresurados por el pasillo y otro fuerte golpe, esta vez contra la puerta de la habitación acompañado de un estruendo que ilumino el lugar entero y le hizo saltar de la cama. En ese momento, entre su debate de esconderse bajo la cama o saltar por la ventana, el sonido de llaves cayendo al suelo y la puerta siendo abierta finalmente consiguieron hacerle voltear.

Era una silueta que no podía identificar, no sabía si debía estar asustado por eso también, hasta que de entre tanta confusión surgiera un nuevo estruendo, iluminando por un instante la habitación. Sentía como si alguien golpeara sobre su cabeza, gritó de nuevo, completamente desesperado.

"Razones"[HIGUEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora