"Oculto"

416 41 14
                                    


Podían estar en medio de una multitud, rodeados de gente en su totalidad. Podrían estar al otro extremo de la ciudad, perdidos. Podrían estarse esperando incluso sin saber que lo están haciendo. 

Pero de entre todo el bullicio solo podían escucharse reír el uno al otro, podían notarse de extremo a extremo, podían sentirse respirar.

Podían amarse...

Sus pasos siempre los guiaban a donde estaba el otro, sus manos siempre buscaban el calor que el cuerpo ajeno les brindaba, sus miradas se desviaban a donde sabían estaba la otra persona y cada cosa que hacían, era con el único objetivo de llamar la atención contraria.

Roces discretos e intencionales, carcajadas y miradas furtivas, encuentros "casuales" en los pasillos y rincones oscuros. Pretextos para irse a buscar, cartas ocultas debajo de la cama, labios rojos y respiraciones atascadas, manos inquietas y ansiosas. 

El contexto tan extraño en el que se desarrollaban y que solo ellos dos conocían.

El carraspeo constante de gargantas al acercarse, el sudor en las manos, el tartamudeo frente a otras personas, la constante excusa de "no lo recuerdo" cuando alguien más preguntaba por el contrario.

Hiro y Miguel se escondían de los demás.

Durante el día se miraban tan furtivos, los pasillos de la universidad contarían su historia, sus besos arrebatados detrás de los árboles, los permisos al baño que duraban más de 20 minutos, las pequeñas notas adheridas a los casilleros, los presentes entregados anonimamente, los murmullos y roces en público, los cuadernos repletos de corazones de tinta.

Sus miradas compartían el secreto más grande del mundo.

Su romance...

Solo era necesario un poco de atención para notar como Hiro enrojecía violentamente cuando veía llegar a Miguel por la entrada principal, tan apuesto como siempre, tan confiado de si mismo, tan astuto, saludando a todo el mundo, recibiendo cumplidos y escuchando bromas. Entonces, el pelinegro dejaría caer sus libros "accidentalmente", para que cierto chico pudiese acercarse a ayudar. Con cada libro que levantaba se permitían acariciarse un poco más, la punta de los dedos del mayor recorrían el dorso de la mano de Miguel, llamándolo con una mirada intensa y profunda que le provocaba calosfrios. Pidiéndole en un silencioso permiso el poder quedarse un poco más cerca. Ir un poco más lejos esta vez.

Un simple "gracias" y un "no hay porque" era a lo único a lo que llegaban...

Pero aún así, la esperanza permanecía viva, esperando dentro de él, cuidando y velando por su amor. Brindándole paciencia y seguridad.

En el transcurso de las clases el moreno procuraba llegar antes que todos a las aulas, cerraba la puerta y de dejaba caer sobre el escritorio del pelinegro, aquella sonrisa vaga y su mirada despreocupada, sus ojos tan brillantes llenos de emoción.

A penas y tenían tiempo de darse un pequeño beso antes de tener que separarse.

No querían soltarse de las manos nunca.

Sin embargo, Miguel se quedaba cerca. Lo más cerca posible, sentado a unos asientos de distancia, o en la parte lateral del salón, donde solo las miradas de Hiro iban a parar. Una sonrisa pequeña de reconocimiento, un par de golpes contra el pupitre y una par de sonrojos...

Como en la secundaría, eran cómplices de algo importante.

Cuando no compartían clases juntos, Hiro pedía permiso de ir a la enfermería, excusa más que perfecta debido al asma que padecía. Contrario a lo dicho se adentraba a los baños ubicados hasta el otro extremo del campus, en el ultimo cubículo le estaría esperando Miguel con los brazos abiertos.

"Razones"[HIGUEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora