"Mientras tú duermes"

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Se habían conocido de una manera un tanto peculiar. Muy gracioso a opinión de ambos, una historia que valía la pena contar siempre, en cada reunión, en cada cita, en cada carta.

Porque desde el primer momento en el que sus miradas se cruzaron, los dos lo comprendieron inconscientemente.

Estarían juntos para siempre...

Por eso mismo fue sencillo aceptar los pasos apresurados con los que se fue dando su relación. Aquellos momentos de ritmo acelerado en el que solo les quedaba reír.

¿Qué seria de ellos sin el amor en sus vidas?

Tan inexpertos, jóvenes, ingenuos e ilusos. Pero profundamente enamorados.

Darían la vida por el otro, sin duda alguna lo harían.

Miguel pasa las noches del ultimo mes casi sin dormir, recordando con mucha nostalgia las mejores etapas de su relación con Hiro. Difícil. Cuando cada segundo al lado de ese chico era sencillamente extraordinario e inolvidable.

Como una gran aventura, como un hermoso sueño del que sería una pena despertar.

Porque se sentía caminar entre nubes, casi flotando. La vida sabía tan dulce, amaneciendo siempre sin estar cansado, sintiendo la calidez del cuerpo ajeno a su lado al dormir, encontrando una manera de brillar incluso en los días mas nublados.

La estaba pasando increíblemente bien.

La primera vez que le conoció, Miguel pensó que Hiro era de esas personas extrañas que prefieren el aislamiento y la soledad a convivir con los demás, aquella gente que está triste todo el tiempo.

Y bueno, si lo era, definitivamente el pelinegro prefería a los robots que a las personas...

Sin embargo, eso jamás detuvo al moreno de enamorarse e intentar conquistarlo todos los días, de buscar las sonrisas escondidas del chico y explotar los buenos momentos a su lado. Nunca quiso detenerse de amar tanto a alguien, ni por un solo segundo Miguel se dio por vencido con el pelinegro, pues una simple mirada a sus hermosos ojos adormilados, y ya lo sabía. Esta irremediablemente prendado de él.

Como si de un virus contagioso se tratase, el asiático ya estaba en todo su sistema.

Ambos aceptaron los sucesos en sus vidas como una broma hilarante del destino, después de tanto tiempo pensando que el amor no era para ellos, este les llegó. Y ese alguien especial que podía derrumbar los muros, las dudas del corazón, los prejuicios y los miedos comenzó a ser una idea cada vez más real.

El amor estaba cegándolos intensamente.

Tanto así que se hicieron muchas promesas en todas y cada una de las noches bajo las estrellas en las que estaban juntos.

Formando recuerdos que ahora llamaban maravillosos, guardándolos con aprecio y cierta melancolía. De todas aquellas primeras veces, como cuando comenzaron sus citas torpes y bochornosas en las que Miguel de esforzaba demasiado en ser un caballero y Hiro solo podía colapsar de nervios cada vez que el moreno tomaba su mano para besarla.

O la vez de esa tarde ya lejana en la que el pelinegro lloraba desconsolado, escondido de todos, y Miguel permaneció a su lado entre el llanto y el miedo al futuro, recuerda haber besado sus labios, pidiendo una clase de permiso o señal para tratar de aliviar el dolor ajeno.

Porque estaba seguro de que lo conseguiría.

¡Oh! Su primer beso, el primer contacto entre sus almas pidiendo casi a gritos no volver a separarse nunca. Aún ríe al recordar como le estornudó en el rostro al asiático al terminar el contacto, sin querer, claro. Al moreno le sorprende hasta la fecha que se volvieran novios después de eso...

"Razones"[HIGUEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora