Ha sido una buena temporada para ambos en este preciso momento de sus vidas...
Ciertamente han atravesado por mucho, en más de una ocasión se gritaron y dijeron cosas que en realidad no querían decir, que de verdad no estaban sintiendo. Pero no pensar y hablar al mismo tiempo es algo muy sencillo cuando se está enojado. Herir a quien amas es tan fácil como pestañear. Es entonces cuando la frágil linea entre las diferencia y las similitudes se fractura en millones de pedazos, a simple vista, imposibles de reparar.
¿Cómo llegaron a estar tan ciegos de ira?
La han estado pasando bien, sí. Las mañanas en casa son mucho más tranquilas.
La luz es brillante y el calor entre sus cuerpos es cálido, aquel aroma en el viento les manda un buen presagio. Muchas risas y alegría, amor inundando sus pensamientos. Intimidad y secretos corren entre ellos como corriente eléctrica iluminando una acera oscura que en el pasado era fría. Y la mirada que uno es capaz de devolverle al otro mantiene sellada la promesa de amarse de aquí a lo que duran mil años de vida y otros mil más.
Ya se terminaron los ratos de tensión, las peleas sin sentido, los rencores, el miedo. Ambos aprendieron a perdonar y de cierta manera, sienten que han madurado un poquito más.
Porque de llegar a pensar que si de verdad querían continuar con todo eso afectándoles, a estar seguros de que la vida no sabría igual si no estaba juntos, bueno, era ese sin duda un camino demasiado largo. Una historia muy enredada, una canción repetitiva, un ruido constante causando interferencia entre ellos, y solo porque no podían apreciar lo que tenían en frente suyo.
Pero en la penumbra de la duda, el amor mutuo que sentían guiaba sus pasos inseguros.
Ambos recuerdan con extraña lejanía aquellas ocasiones en las que la vida les trató mal. Donde las pruebas eran difíciles y casi imposibles de superar, donde las pequeñas grietas en la vida de cada uno comenzaron a expandirse una a una hasta poder llegar a fragmentarlos por completo. El veneno entro en ellas, colapsando sus sistemas, infectandoles...
Siempre tristes, siempre enojados con ellos mismos, siempre asustados. Como un par de niños pequeños que han dejado de divertirse en la cita de juegos, por una simple equivocación.
Ninguno de los dos estaba dispuesto a dejar pasar otro segundo en el que no pudiesen estar juntos de nuevo, en el que no pudieran besarse, amarse, tocarse. Ya no era divertido estar enojado, ya no era agradable la tranquilidad muerta de los pasillos, el silencio dolía, la distancia quemaba. El espacio entre los dos era ensordecedor.
Ninguno quería continuar guardando todo ese rencor en sus almas.
Sí, quizá Hiro había reservado su dolor para si mismo, quizá había estado vagando en los rincones profundos de su cabeza alejando él solo la culpa, el miedo, la sensación de ahogo inminente. Luchando por su cuenta contra las voces que interferían en sus pensamientos más racionales y lógicos. Tal vez recayó de nuevo en viejos hábitos auto destructivos que le lastimaron no solo a él, si no también a Miguel, que afectaron su confianza y su relación, que resintieron en lo más profundo del corazón. Porque mientras el silencio los separaba cada vez más, la oscuridad de la habitación les reclama por todas las cosas por las que no estaban tratando fervientemente de solucionarlo. Por aquellas razones que les hacían sentir vivos de nuevo.
Atormentándose inconscientemente todo el tiempo por ser incapaces de derrumbar los muros y botar la amargura de su romance tan maravilloso.
"¿Hay algo que hice mal? ¿Fue algo que dije, acaso? ¿Que sucedió con nosotros? ¿Dónde permití que nos descarriláramos tanto? Lamento que sienta que no puede confiar en mi... Me duele el espacio que ha marcado."
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"Razones"[HIGUEL]
FanfictionSerie de One-Shots sin continuidad en la trama. "Todo siempre había estado en contra de ellos. Sus personalidades tan opuestas, sus costumbres, sus similitudes escasas, los prejuicios tan marcados del mundo, el odio irracional, el miedo paralizante...