"Rosas"

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La canción no está acorde a la historia, pueden escucharla en cualquier momento.

*

La vida de Hiro Hamada no era precisamente un camino de rosas. De hecho, era todo lo contrario a lo que se pudiera esperar para una persona de su edad, que apenas está comenzando a vivir. Bueno, él sentía que ya había vivido demasiado, más que suficiente.

No, su vida no era un lecho de rosas.

Al chico no le gustan ni siquiera las rosas, es alérgico a cualquier clase de flor, entonces no. Son lindas y coloridas, pero no son para él, nunca lo han sido, no tienen porque serlo ahora, a estas alturas del camino.

Por esa razón, y porque no hay nadie ya que le lleve rosas...

Vive en una pequeña casa en los suburbios, se encuentra lo mas alejada posible del centro de la ciudad, de su molesto ruido, de sus luces centelleantes, de sus joviales amantes.

Pasa sus días con los sonidos apagados, sonrisas muertas, sin mensajes en la contestadora, sin llamada perdidas, sin eventos importantes agendados en el calendario.

Taciturno y lúgubre.

Nada. 

Todo tan vacío como siempre lo ha sido su casita llena de fantasmas y romances sin terminar.

Se levantaba ya muy pasado el medio día, a eso de las dos de la tarde, pero decidía permanecer en cama hasta las tres.

Era difícil para él. Todo era difícil. Era difícil el simple hecho de vivir incluso.

Pero trata de no pensar en eso.

Trata de ignorar el silencio, el color blanco inundando cada habitación porque las latas de pintura azul continúan guardadas en el garaje, aún sin abrir, completamente nuevas. Trata de ignorar a los vecinos tan felices, al frío tan profundo, a la calidez perdida en los rincones, a la vida en si, que se arrastra constantemente detrás suyo, agarrándole fuerte de lo tobillos para asegurarse de que no se le escapará. Pero quiere hacerlo, quiere marcharse, quiere dormir y no volver a despertar, con la esperanza de que quizá se pueda quedar dentro de un buen sueño esta vez.

Traga de ignorar a su corazón que todos los días le recuerda que algo le hace mucha falta.

Cuando finalmente logra salir de entre las sabanas se dirige a la cocina, al diablo él no tendería la cama improvisada en su estudio. ¿Cuál sería el punto de hacerlo? Finge que no está esperando a nadie cuando en realidad es lo único que ha estado haciendo últimamente.

Con la ropa de hace más de unas semanas, sin haberse duchado desde hace ya un buen tiempo, con el cabello grasoso y enmarañado, y con su hogar, que era un desastre disfrazado por una nebulosa atemporal de viejos recuerdos muy dolorosos para cualquiera.

Detesta caminar por la casa, detesta cada habitación, las detesta, ¡las odia tanto! No puede ver al interior de ninguna de ellas, en sus ojos se proyectan cientos de imágenes dolorosas de su pasado tan feliz. Tan prometedor. 

Tan rosa.

Y ahora todo tan gris.

Todo al mismo tiempo, y golpe tras golpe él creía que por seguir respirando estaba resistiendo lo mejor que podía. Pero ya nada era lo mismo en ese feo lugar.

Sin dos enamorados bailando en cada cuarto, sin carreras al baño, sin juegos en la cocina, sin abrazos, sin besos, sin risas...

Sin Miguel.

"Razones"[HIGUEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora