"Silencio"

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Esto estaba resultando ser un problema enorme para Hiro.

Al principió cuando lo notó, su primera reacción natural fue asustarse y mucho. Pero visto que la situación parecía ser estable, se permitió continuar con su vida de forma normal, prometiendo guardar aquel "pequeño" suceso, como un secreto. 

Solo tenía que mantener distancia, controlarse lo mejor que pudiera e ignorar los pensamientos y sensaciones que le molestaban ligeramente y solo bajo ciertas circunstancias.

Porque después de todo, Hiro pensó que las cosas no podrían ponerse peor a como estaban, ya que no era un situación tan grave.

Solo se alejaría de todo y de todos y ya, listo, aquí no pasaba nada.

Pero, eventualmente, todo comenzó a caerse a pedazos pues era más que obvio que su plan no funcionaría...

Completamente fuera de su control, las emociones del pelinegro se lo estaban comiendo en vida, no podía bloquear sus ideas, no podía dejar de sentir lo que sentía, no podía evitar las reacciones de su cuerpo y los impulsos que le asaltaban en los momentos menos oportunos.

La situación estaba sobre pasandole y por mucho.

Se sentía como atrapado en una pendiente empinada, yendo en caída libre hacía el suelo sin nada de que sujetarse, su corazón latía siempre tan fuerte que sentía saldría de su pecho en cualquier oportunidad, o escaparía de su boca tan solo si hablaba. Le sería imposible calmarse incluso consumiendo beta bloqueadores.

Lo sabía porque ya lo había intentado todo. Literalmente, de todo.

Y con cada intento terminaba golpeando su cabeza contra el escritorio una y otra y otra vez, maldiciéndose a si mismo por no poder tener el control, por las ideas mediocres que surgían disparadas de su cerebro, por los impulsos tontos, por el miedo tan paralizante.

Se sentía morir, victima de una enfermedad mortal...

Hiro presentaba síntomas cada vez más notorios, cada vez más graves, cada vez más terribles. Al principio fue como una pequeña idea instalada en su cerebro, una sensación de bienestar y seguridad, se sentía pleno y feliz con una vida prometedora. Y sin percatarse en absoluto dicha idea de apoderó de él en su totalidad.

Pero no se dio cuenta de que ya había caído profundo, hasta un día en el que se sorprendió imaginando escenarios hipotéticos en su cabeza, soñando despierto, fantaseando. Los sonrojos le incomodaban al notar la gravedad de sus errores y un calor abrazante abrumaba sus sentidos. En más de una ocasión sus amigos le preguntaron si estaba bien.

Hiro no estaba bien.

No podía darle secuencia a sus palabras, incapacitado para decir más de cuatro cosas en el mismo contexto dejo de intentar formular oraciones complejas, le era imposible concentrarse, una pequeña distracción y ya se encontraba con la mente viajando muy muy lejos. Sus manos temblaban ansiosas, él se encontraba nervioso, esperando algo constantemente, sonriendo como un idiota, equivocándose todo el tiempo en cosas por demás simples.

Rápidamente, el Hiro Hamada frío, serio y calculador que las personas conocían dejo de existir. Cambiando se manera abrupta por un chico más risueño, amable y penoso. Su semblante antes demacrado ahora lucía radiante y jovial en su mayoría. Y aunque el mundo entero a su alrededor respondió de manera positiva ante dicho cambio del chico.

Para el pelinegro aquello no fue más que el presagio de la mala suerte aproximándose hacía él.

¿Por qué le tenían que suceder estas cosas? Si estaba tan tranquilo sin dañar a nadie.

"Razones"[HIGUEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora